«Rito de iniciación», de Diego Uribe

Una historia intensa enmarcada entre el drama social y el drama negro.

«Rito de iniciación», de Diego Uribe
«Rito de iniciación», de Diego Uribe
¿Cuánto se puede soportar en la vida sin dejarse ganar por la ira o la desesperanza? Quizá ésta sea la pregunta que se hizo Diego Uribe al escribir Rito de iniciacion, una novela intensa que nos ofrece una interesante trama a la vez que nos invita a hacernos las preguntas importantes. Es ésta la historia de un hombre perdido que lo intenta todo para vengarse del cruel destino. Dolor, rabia, pérdida y una pregunta elástica en torno al destino y la posibilidad de construir una vida ordenada si sólo has conocido la violencia y el desconsuelo son algunos de los temas que atraviesa toda la narración.


Es ésta la narración de un hombre perdido que lo intenta todo para vengarse del cruel destino

Rito de iniciación nos presenta la historia de Akito, un joven que tras sufrir una infancia de muchas carencias afectivas y económicas decide cambiar su destino formando una banda para así poder vengarse de sociedad y de la vida por la falta de oportunidades. Pero su objetivo principal no es ganar dinero sino darse a conocer como uno de los malhechores más temidos de la ciudad y conseguir llamar la atención de los capos de la mafia japonesa. Conseguir que el gran jefe de la familia Miidoji de su pequeño pueblo de Bukkaido lo descubra y lo invite a formar parte de su organización es el gran sueño que intentará hacer realidad. Con ese deseo se lanzará a las calles, abandonándose a la crueldad y al cinismo para sobrevivir a la rabia del pasado. Pronto descubrirá que la ira que lleva dentro, alimentada desde la más tierna infancia a causa de los golpes y humillaciones recibidos de sus progenitores, puede servirle para alcanzar su meta. ¿Cuánta violencia es capaz de engendrar un hombre? ¿De qué manera un alma herida podría sobreponerse a una vida en el infierno? Como éstas encontraremos una gran cantidad de preguntas en torno al comportamiento humano y la estrecha relación entre los individuos y el contexto. No obstante, no es una novela que se frene en las preguntas existencialistas, éstas se van asomando en nosotros mientras leemos, es decir, mientras vivimos en el cuerpo del protagonista sus humillaciones y su profunda soledad.

Uno de los aspectos más interesantes de esta novela es que la narración no es lineal. Uribe nos va mostrando a cuentagotas el pasado de Akido. Podríamos decir que la historia se encuentra narrada en dos capas: por un lado los acontecimientos relacionados con la búsqueda de notoriedad en el mundo criminal y su ascenso en él, y por otro escenas de su pasado que se le han quedado grabadas a fuego. Akito tiene pequeños ratos de lucidez en los que recuerda su infancia; hay un hilo de ternura en ciertas remembrazas y el dolor impregna cada una de ellas. La rabia al recordar el comportamiento de sus padres (el alcoholismo, la violencia, la precariedad) se mezcla con instantes alegres y felices que pasó junto a su hermana Umiko. Aquí podemos captar la dualidad del personaje, que nos empuja a hacernos preguntas como ¿en qué momento realmente un hombre está perdido para siempre? ¿Hay un final para la esperanza o la confianza en alguien que se encuentra perdido? Nuevamente, son preguntas que parecen atormentar al personaje, pero que se nos ofrecen de forma muy sutil, sin romper el cuerpo y la intensidad de la narración.


¿Tendrá la oportunidad de convertirse en uno de los integrantes de la gran familia Miidoji?

Gracias a estas dos capas Uribe nos permite comprender el trasfondo del personaje. Así llegamos a conocer la parte dulce y sensible de Akido, su mejor versión guardada a fuerza de dolor en lo más hondo de su corazón. Si sabemos leer con apertura podremos comprender su rabia y su desconsuelo. Si nos internamos con el corazón en la lectura nos sacudirá la profunda soledad de Akido y seguramente desearemos que la vida le otorgue una segunda oportunidad, un poco de luz después de tanta desolación. Pero el Akido imponente, rabioso, la voz mandante de ese cuerpo frágil no parece querer oír buenos consejos y se impondrá una disciplina férrea con tal de alcanzar sus objetivos. ¿Tendrá la oportunidad de convertirse en uno de los integrantes de la gran familia Miidoji? ¿Podrá superar las pruebas que le impondrán para ser parte de ella? Esto es lo que averiguaremos en la lectura.

La invitación de Diego Uribe va por esa línea también: no hay un deseo de juzgar al personaje sino de contar su historia, de comprender los hilos que unen su relato. Esta actitud en la escritura le permite mantener el suspenso con precisión, porque siempre estamos esperando que un golpe de lucidez cambie rotundamente la dirección de los acontecimientos. Es inevitable empatizar con este joven que ha tenido que enfrentar tanto sufrimiento, es imposible no desear algo bueno para él. Y nos quedamos prendados de la lectura ansiando que llegue ese momento de misericordia. Uribe no se deja nada fuera. Nos ofrece descripciones precisas que nos permiten recrearnos y comprender el contexto con lujo de detalle, algo que ayuda considerablemente para que nos sintamos identificados con el personaje y podamos hacernos la pregunta que provoca la empatía: ¿Qué haríamos nosotros en esas circunstancias? Por otro lado, hay un cuidado detalle en torno a la cultura japonesa y el mundo de los yakuza, lo que nos brinda el contexto contundente para comprender la historia y sentirnos parte de ella. En definitiva, es una novela entretenida a la vez que intensa, con la que podemos ahondar más en el misterio del comportamiento humano. Aquí puedes encontrar más información sobre ella y el autor.


«Rito de iniciación», de Diego Uribe
Foto: Pexels

RITO DE INICIACIÓN
DIEGO URIBE

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