«Deseo de ser árbol», de Ángelo Néstore (Espasa Poesía)

Matar al padre para asumir una poética fronteriza.

«Deseo de ser árbol», de Ámgelo Néstore

«El cuerpo niño a la fuerza aprende el placer en la obediencia y construye la autoestima en el reconocimiento del adulto cuya demanda obedece», escribe Sara Torres en el prólogo de Deseo de ser árbol de Ángelo Néstore (Espasa Poesía). Y se me ocurre que no se podría definir de un modo más redondo la poética de Néstore. Su voz parte de la herida, que es violencia contra la propia identidad, y se abre paso a través de múltiples senderos de entendimiento, donde el cuerpo no es ya un arma contra el mundo sino un terreno lleno de posibilidades a explorar. El mundo se materializa a través del deseo, y adquiere finalmente valor. Hay luz en lo que el cuerpo reconoce como propio y cierta sabiduría en la mirada hacia el pasado y la voz ajena. Este libro representa el esfuerzo sobrehumano del artista por comprender las razones de la herencia, que tantas heridas han provocado sobre nuestros cuerpos. El árbol, que es identidad nueva y voz poética, reconoce sus ramas y se eleva. La raíz no será quien determine su altura sino su ramaje. Y en el caso de Ángelo es una arboleda frondosa hecha de palabras.


El árbol, que es identidad nueva y voz poética, reconoce sus ramas y se eleva.

«Frente a mi cuerpo el cuerpo de la casa familiar». La poesía de Ángelo Néstore parte de la astilla. La casa familiar, la herencia, la negación del padre, el deseo de construirse una identidad que le salve de los roles de género, la denuncia de la violencia del patriarcado contra los cuerpos. Encontramos luminosos lazos entre poesía y teatro, y una búsqueda asombrosa del lenguaje para nombrar la libertad. Son muchos los temas que atraviesan este libro pero todos confluyen en una idea: analizar las posibilidades de los cuerpos de crecer en función de su deseo. Pero el deseo es recortado, censurado, reconducido desde los primeros balbuceos, por eso es importante la poesía, para contar esa experiencia de negación identitaria y plantear una mirada disidente sobre la realidad.

Al terminar de leer Deseo de ser árbol sentí el impulso de volver al que para mí es el mejor libro de Néstore, Adan o Nada. Un drama transgénero (Banda Aparte Editores). Y es que ambos poemarios conversan de una forma extraordinaria. En Adan o Nada la pulsión de los poemas es la rabia del que se siente expulsado de su tierra-casa-herencia, en Deseo de ser árbol lo que articula la poética es un afán de comprensión de esa esquina doblada, el intento de trabajar con la realidad desde la inquietud y no desde la herida. Y esto nos habla de una evolución estética e íntima.


«Deseo de ser árbol», de Ángelo Néstore (Espasa Poesía)
Hay cierto hilo temático y formal entre estos dos libros de Ángelo Néstore.

Néstore ha sabido aprovechar su indagación poética para afrontar la identidad que le libere como persona. La rabia que encontramos en su drama transgénero se difumina aquí, porque la voz poética ha conseguido desprenderse de la herencia y ser la artífice de su propio destino; esto repercute en que la mirada a la madre, la mirada a esa otra vida ya no venga desde la rabia sino desde cierta compasión o cierta amabilidad. ¡Y esto es importante! Es un poemario en ese sentido más luminoso, que pone sobre la mesa un camino de transformación fascinante y admirable. Asumir una identidad que no se reconoce en el género pautado, a la que no le interesa, de hecho, esa diferenciación binaria, le ha servido para explorar un territorio nuevo en la poesía europea. Leer los dos libros puede servirnos para conocer esa transformación, y entender los hilos temáticos y estéticos que cimentan la imposible poética de Néstore.

La negación del padre nos obliga a la negación de dios. Lo sabemos. Y resistir tiene mucho que ver con poner en palabras eso. Quizá el género poético sea el más autoficcional de todos. Quizá nos resulte imposible contar algo que no tenga que ver con nosotras, y deberíamos reivindicarlo. Porque toda experiencia es válida, como toda identidad es legítima y todo deseo debe encontrar su lugar en el mundo. Sin embargo, en la poesía de Néstore siempre encuentro un empeño por disuadirnos de esta lectura. Hay ficción, personajes que, pudiendo ser trasunto de la autora, son en realidad voces recortadas de su propia voz que arman un escenario, que ponen frente a nosotros una historia, que podría ser la nuestra. Su gran capacidad para reconvertir la experiencia personal en literatura, en poesía, me parece deslumbrante. Sí, todas las experiencias son válidas pero para ser transformadas en literatura deben pasar por el tamiz del lenguaje. Y es en esta instancia en la que la mayoría de los poetas fallamos.


Fragmento de «Deseo de ser árbol», de Ángelo Néstore (Espasa Poesía)
La poesía fronteriza de Ángelo Néstore

Escribe Montalbetti en su libro El pensamiento del poema (Kriller 71 Ediciones) que el gran desafío es «salirnos del lenguaje y verlo por completo delante nuestro», y podría llevarnos a pensar en que desnudar la experiencia, vaciarla de sentido íntimo para volcarla en el poema, es una forma de otorgarle al lenguaje toda su potencia. Néstore consigue que su propia herida dibujada por la educación y la pestilente moral cristiana sea la nuestra, nos ayuda a reconocer nuestra propia psique fragmentada por los tabúes, los silencios, la violencia soterrada. Su poesía se percibe como íntima, pero es asombrosamente colectiva. No vemos a la o el poeta, sino que aparece desnudo frente a nosotros un mundo susceptible de ser transformado. La poesía puede hacer eso. Lo vemos, por ejemplo, en el trabajo del desapego. La grisura de la experiencia vital reside en que lo turbio también puede calificar como espacio de contención, y alejarse de esa seudoseguridad es una experiencia traumática que divide en dos el mundo interior. Escribe Néstore: «Tiendo la mano al cielo vacío». El árbol crece, sus ramas ascienden a lo alto y tienen la capacidad de tocar el cielo, pero el cielo está vacío. Ese reconocimiento de la pérdida es también el descubrimiento de la luz. No se podría expresar con más precisión ni belleza.


El reconocimiento de la pérdida es también el descubrimiento de la luz.

No nos interesa la poesía que sólo es pregunta superficial. Nos referimos a ese tipo de poesía donde la pregunta sólo habita en el fondo pero no en la forma de los poemas. En la obra de Néstore hay perfección ahí también. El vanguardismo estético le permite construir una poética donde la ruptura también se percibe en la estructura. El lenguaje concreto y material se tensa al máximo para producir imágenes coloridas que son plásticas a la vez que abstractas. Una perspectiva que exige cierta relación con lo marginal y con la asimilación del oficio poético desde una visión migrante. Leemos: «Obedecer siempre la ley del bosque, / permanecer, ante el lenguaje, / extranjero». En los bordes, todas las posibilidades. Si no lo sabíamos todavía, este libro nos lo puede enseñar.

Si algo nos ofrece la poesía es la posibilidad de «mirar el mundo siempre por primera vez». Pero exige algo de nosotros, una apertura absoluta: la pregunta como único camino de creación. Acercarse a este libro es asumir una invitación al desarraigo para mirar el lenguaje en su sentido más hondo. Al leer a Ángelo Néstore la mirada se tuerce, se ilumina desde dentro, se arrastra por el suelo, para intentar asir un entendimiento que no está en las palabras sino en el corazón del lenguaje. El pensamiento del poema, que nos dice Montalbetti. Y el poema aquí se alza desde la destrucción: «Romper / lo que un día el padre construyó». En esa visión orgánica de vida y literatura, de experiencia y lenguaje, está el mayor acierto de este poemario.

Los textos de Sara Torres y de Rosa Berbel que acompañan esta edición son magníficos, por ellos también hay que leer Deseo de ser árbol. Termino con ellas. Torres, que hace hincapié en la disidencia de los cuerpos, en el tesoro que tenemos en las manos cuando aceptamos una identidad marginal, escribe: «Preferir un cuerpo poroso, un cuerpo abierto, que se entrega y se deshace» para romper de forma definitiva «la relación activo-pasivo, masculino femenino». Y Berbel: «La escritura poética es siempre una escritura en el borde, desde y para el límite». Amén.


Reseña de «Deseo de ser árbol» de Ángelo Néstore (Espasa Poesía)
Mirar el mundo como la primera vez

DESEO DE SER ÁRBOL
ÁNGELO NÉSTORE
ESPASA POESÍA
2022

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