«Ruido» y «Silencio», el díptico de Miguel Albero (Abada Editores)

Un ensayo y un poemario que conversan y versan en torno al silencio y el ruido. Otra vez la luz de Miguel Albero.

Reseña de «Ruido» y «Silencio», de Miguel Albero (Abada Editores)

«La Academia, que a veces acierta, como el reloj parado lo hace dos veces al día, sale airosa en esta ocasión». El punto de partida del ensayo Ruido de Miguel Albero (Abada Editores) nos pone ya en la recta lúcida del tono ensayístico de este escritor: haremos un viaje a través del ruido, su definición y sus usos a lo largo de la historia, y también encontraremos miradas encontradas en torno a su significado literal y metafórico. Pero, quizá porque no quiere dejarnos llenos de barullo interior, Albero nos ofrece para contrarrestar todo ese ruido un poemario en torno al silencio. Si el ensayo tiende a sumergirnos en los porqués, la poesía nos invita a calmarnos y dejar que el lenguaje nos traduzca la voz de las cosas. En Silencio (Abada Editores) Miguel Albero construye las preguntas en torno a este término atravesándolo desde su poética. «Ven aquí, / para hablar en silencio y no en voz baja, / para que nadie te moleste con su ruido, / para encontrar la paz de las palabras, / para escuchar sin ser interrumpido». Tenemos en este díptico una invitación maravillosa para hundirnos en el ruido con el deseo de extraer de él una pregunta que nos devuelva al silencio. Una lectura que vamos a recomendar con entusiasmo.


Una invitación maravillosa para hundirnos en el ruido con el deseo de extraer de él una pregunta que nos devuelva al silencio.


«Ruido», de Miguel Albero (Abada Editores)


«Somos ruido, nos rodea el ruido, nuestra vida cotidiana es puro ruido». La primera imagen de este ensayo nos advierte que no vamos a escapar del barullo; que por el contrario, iniciaremos un viaje a sus profundidades, donde todo lo que conocíamos sobre el término, las ideas prefijadas entre las diferencias entre ruido y sonido, y su callado antónimo, el silencio, serán desplazadas para incorporar nuevas nociones. A eso se dedica Albero en cada uno de sus libros: a indagar en la sombra de los conceptos y pensar las cosas desde otro lugar. Al leerlo nos acercamos a temas generalmente cercanísimos pero con una nueva visión que, de alguna forma, termina descubriéndonos una faceta olvidada o poco profundizada en torno a nuestra lengua y a conceptos que tenemos absolutamente incorporados. Su ensayo sobre el ruido no es la excepción. Nos ofrece aquí una reflexión sobre el ruido, al que intenta quitarle la mala publicidad, para hacernos entender que del ruido venimos y que no podemos eliminarlo de nuestra vida. Y que incluso yéndonos a vivir en el campo el ruido va a rodearnos.


«Ruido» de Miguel Albero (Abada Editores)
«Ruido» de Miguel Albero (Abada Editores)

Miguel Albero trabaja con una estructura que me resulta muy atractiva. «Tratemos de quitarle ruido al ruido, y para ello empezaremos con el pantanoso territorio de la definición». Empieza enfrentándose al término desde cero. ¿Qué significa? ¿Qué es? ¿Cuál es su etimología? ¿Cómo se manifiesta? Y así avanza desde la semilla hasta abarcar su amplitud. Pero son las frases irónicas, las preguntas retorcidas y los juegos del lenguaje los elementos que otorgan movimiento y un grado juguetón a su discurso, y que lo vuelven increíble. La búsqueda de un ensayo donde los tecnicismos colaboren con el entendimiento real en lugar de alejarnos es su gran acierto. Muchas veces con este género nos pasa que nos damos cuenta de que en verdad el deseo del escritor es lucirse, demostrarnos todo lo que sabe, en los libros de Miguel podemos captar todo lo que sabe pero no está ahí el empeño del libro; el deseo que habita las páginas es el de pensar juntos, de compartir perspectivas y de mirar las palabras con cierto disfrute. En Ruido encontramos el interés por revisar las nociones del término comenzando por el principio, y dejando algunas cosas claras: como la diferencia entre ruido y sonido. Leemos: «Todo ruido es sonido, pero no todo sonido es ruido»

«El origen tiene que ver con la naturaleza», escribe Albero. Porque el término alude a rugidos, truenos, la caída brutal de un árbol estampándose contra el suelo —«la naturaleza está llena de ruido»—. Pero aunque en su origen «el ruido tiene un carácter voluntario» con el correr del tiempo ha ido adquiriendo cierto matiz no voluntario, que tiene que ver con lo molesto, lo que nos rodea y nos desconcentra. Leer este libro puede servirnos para entender las diferentes situaciones que es capaz de nombrar esa palabra. Y Albero lo analiza desde diferentes perspectivas. El ruido que encontramos tanto en la naturaleza como en la vida urbana, en la selva como en la guerra, en una la noche de tormenta como en la maquinaria más ruidosa. Cada capítulo desmiente la relación de antonimia de ruido-silencio y nos permite adherir a una nueva idea de lo que el ruido es, y lo que hace por nosotros. Es un ensayo amplio, inmenso quizá por la naturaleza del concepto, que florece en muchos otros: hay «muchas voces que contienen el ruido» (detonación, bulla).


«Ruido» de Miguel Albero (Abada Editores)
«Ruido» de Miguel Albero (Abada Editores)

El silencio también cabe en este ensayo, y su relación con el ruido es directa. Encontramos preguntas que nos permiten indagar todavía más en los desvíos del ruido que llevan al silencio y viceversa. «¿Es el silencio un estado, es un lugar, es un tiempo?» O también : «¿Es lo mismo la palabra y la voz, hay ruido en tu voz?». Poco a poco va avanzando Albero en las distintas tipologías de ruido y silencio, en las formas en las que el ruido, y a veces cuando es sonido, se halla incorporado en nuestra vida. Encontramos así un repaso por el arte sonoro, el ruido de la naturaleza, el ruido blanco, los ruidos del cuerpo, los ruidos de la ciudad, las máquinas y sus ruidos, el ruido como enfermedad y la contaminación acústica. Pero, como decíamos, Albero rodea al concepto desde su sombra y, en este caso, nos invita a ver que cuando generalizamos respecto al ruido callamos lo que verdaderamente nos daña de él. Leemos por ejemplo: «El ruido que más nos afecta una vez en la ciudad es el de quienes tenemos más próximos», aunque decimos que la ciudad es ruidosa, y no somos conscientes de que no es el ruido de toda la ciudad «sino el ruido de mi vecino el que me molesta».


Encontramos preguntas que nos permiten indagar todavía más en los desvíos del ruido que llevan al silencio y viceversa.

Llegados a este punto Albero abarca la interpretación objetiva y subjetiva que ronda el concepto y plantea cierta dicotomía que podemos encontrar en las interpretaciones. El ruido puede ser molesto pero también, agradable, y lo vemos por ejemplo en «el ruido que crea» y las diversas tendencias estéticas que podrían encontrarse en este espectro y que, sin embargo, para quienes las disfrutan no tienen la carga negativa a la que nos remite el término. Finalmente, el camino de indagación lo lleva a tocar otro tema importante: «el ruido como poder». Quien hace más ruido es el que más atención recibe, expresa, aludiendo a la maquinaria bélica y sus desastres en un capítulo sobre el ruido y la guerra que me parece sumamente lúcido.

Como «resulta siempre muy ilustrativo recurrir a las fuentes» Albero nos invita a indagar en una gran variedad de textos clásicos y contemporáneos en torno al ruido, que pueden servirnos para pensar con él el tema y abordarlo desde diferentes perspectivas, todas ellas sumamente ilustrativas. Y como suele hacer también en la mayoría de sus textos nos ofrece cierta luz para indagar en lo íntimo y en lo concreto. Por ejemplo cuando analiza los acúfenos y la contaminación acústica, navegando en toda esa «abundancia de patologías relacionadas con el ruido surgidas a lo largo del tiempo» y en las diversas formas que el ruido puede modificar nuestro entorno alterando el comportamiento de otros animales. «No sólo en su vida sexual sino en su comportamiento y hábitos, alterando a su vez con sus cambios el resto del ecosistema donde habitan».

Si alguien intentara hacer una radiografía de nosotros conseguiría «el perfil de alguien que no quiere pensar, que vive tapándose los oídos pero buscando a la vez el ruido», porque mirarse al espejo nunca ha sido más difícil, y pensarse distinto tampoco. Por eso, parece que el gran objetivo del libro es ahondar en el término y animarnos a pensar formas de entender y manejar el ruido que nos rodea, para tomar una actitud no dócil frente a él. «Practica una dieta sonora saludable», nos recomienda. Quizá este sea un buen consejo, no sin antes zambullirse en las preguntas y en los juegos de palabras que nos promete (y cumple, créanme) este luminoso ensayo de Miguel Albero.


El nuevo ensayo de Miguel Albero

RUIDO
MIGUEL ALBERO
ABADA EDITORES
2022

«Silencio», de Miguel Albero (Abada Editores)


La poesía también sirve para pensar, y en eso se acerca mucho al ensayo. Preguntarse a través de un lenguaje lírico es una buena forma de intentar poner en palabras lo que parece no poder hacer pie en la lógica. Sobre el silencio podemos encontrar numerosas propuestas ensayísticas y poéticas, pero en la forma de los poemarios de Albero encuentro cierta autenticidad y cierta lógica del pensar que siempre me entusiasma. Si en Ruido encontramos explicaciones detalladas y fundamentadas del término y sus desvíos, en Silencio exploramos las mismas preguntas pero desde un lugar estético, con un lenguaje concreto pero imágenes que aluden a lo metafórico y apuntan directamente a nuestra sensibilidad lectora y pensante. El trabajo conjunto de ambos términos desde estas dos perspectivas me parece un grandísimo acierto.

En Silencio una serie de preguntas van ofreciendo el pulso del lenguaje —dónde, cuándo, cómo, quién, qué y por qué— y le sirven al poeta para adentrarse de una forma nueva en el sentido del silencio, en sus matices, en las ideas prefijadas y los lugares comunes —y salir de ahí airoso, como la RAE— para ofrecernos un texto amplio que lo contiene. A través de una estructura ordenada Albero nos invita a seguir pensando, pero ahora en clave lírica. Eso sí, tratándose de él no faltan en este libro frases irónicas y la incorporación de ciertos giros humorísticos, que sirven para abrir en canal el sentido normalizado de las cosas y encontrar nuevas preguntas. O también, nuevas explicaciones.


«Silencio», de Miguel Albero (Abada Editores)
«Silencio», de Miguel Albero (Abada Editores)

Así como vimos en el ensayo, el poemario desmenuza el sentido del silencio, presentándonos también su cara gris, la terquedad de lo no dicho, el peligro de ciertos silencios. «Si no puedes vencer al ruido no te alías con él, / te escondes, lo evitas, te encierras, te entierras». El tono de los poemas es cercano, pero en el fondo hay cierta erudición que nos invita a pensar el libro como un ensayo. El silencio, qué significa, por qué es tan importante, nos preguntamos con él. Y aparecen respuestas que podíamos intuir pero que necesitamos reafirmar. El silencio, para pensar, para imaginar un mundo distinto, para mirar de una manera nueva las mismas y gastadas cosas. Porque «sin silencio no hay sueño, sólo insomnio».


Abrir en canal el sentido normalizado de las cosas y encontrar nuevas preguntas

Miguel Albero es un escritor de una gran sagacidad, que trabaja con un discurso donde el lenguaje es capaz de retorcerse y virar rotundamente en su sentido en cualquier momento. Su capacidad de juego semántico es deslumbrante y es gracias a ella que puede combinar el uso de un lenguaje cercano con ciertos giros de humor que están constantemente modificando nuestra experiencia lectora, animándonos a pensar de otra manera. Y, así como en el ensayo, en Silencio encontramos verdaderas píldoras de humor que hacen desbordar el hilo predecible de los poemas. Y pienso en ese brevísimo poema que se titula «Eso te pasa por poner condiciones», y que dice: «Hasta que no se callen todos no empezamos. // Y nunca empezaron». Como este ejemplo encontramos muchos otros similares, donde una intención que tronca con lo aforístico permite el humor reflexivo, que nos hace reír y a la vez nos impulsa a cavilar.

Aunque ambos libros pueden leerse de forma independiente y tienen sentido unitario una lectura unificada creo que es ideal; en cuyo caso recomiendo el encuentro con el ensayo primero, donde encontramos un orden claro y diferenciado entre ruido y silencio, y luego, el poemario, que puede ofrecernos ideas más subjetivas e imágenes coloridas con las que atravesar el sentido de este otro concepto. De alguna manera el poemario sirve para confirmar lo que el ensayo vino a decirnos que «El silencio no es ausencia de ruido sino musicalidad de sonido». Asomarse al sentido de ambos conceptos a través de estos dos maravillosos libros de Albero me parece una excelente idea. Un binomio fabuloso, un díptico representativo de nuestros tiempos vertiginosos, cuya lectura podría acercarnos a cierto equilibrio si hacemos caso a su invitación de practicar una dieta saludable respecto al ruido.


El nuevo poemario de Miguel Albero

SILENCIO
MIGUEL ALBERO
ABADA EDITORES 2022

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