Idas y vueltas. Lenguaje y migración. El vínculo con la Generación del 27. Sobre estos temas ha girado la conversación que Socorro Venegas (México, 1972) y Andrés Neuman (Argentina, 1977) han mantenido con Jorge Volpi (México, 1968), en el marco de VERDIAL. Fiesta de las letras y la cultura iberoamericana. Ha sido un encuentro intenso que nos ha recordado que aunque existen muchos interrogantes en torno a nuestra lengua es evidente que el cruce cultural ofrece un poso de riqueza sin igual. Pensando con Clarice Lispector podríamos decir que si lo indecible nos será dado únicamente a través del lenguaje, conversar en torno a sus límites y probar una grieta en la membrana que lo contiene es una buena manera de aspirar a alcanzar un grado singular de sensibilidad y entendimiento en esta vida.
VERDIAL, fiesta de las letras y la cultura iberoamericana, surge como una forma de celebrar el estrecho vínculo entre Latinoamérica y España usando como eje la Generación del 27, de cuyo exilio se cumplirá pronto el centenario. En ese marco, intenta convertirse en un festival que ofrezca preguntas en torno a todo lo que nos une más que a aquello que nos separa, y esta primera edición ha sido una prueba contundente de que es muchísimo. En esta primera edición ha contado con figuras interesantísimas de la dinámica literaria y artística transatlántica, tales como Sergio Ramírez, Alejandro González Iñárritu, Piedad Bonnett, Karina Sainz Borgo, Ronaldo Menéndez, Mónica Ojeda y Vicente Luis Mora, entre muchos otros. En esta ocasión disfrutamos de una conversación entre Socorro Venegas, autora de libros tales como La memoria donde ardía y Ceniza roja, y Andrés Neuman, a quien le debemos obras tales como El viajero del siglo, Hacerse el muerto, Patio de locos y Umbilical, que dialogaron con Jorge Volpi (En busca de Klingsor, Una novela criminal y Enrabiados). Una charla interesantísima en la que abordan inquietudes intrínsecas de la experiencia migrante en relación con el lenguaje.
El escritor mexicano Jorge Volpi en VERDIAL |
El primer acercamiento de Socorro Venegas a la Generación del 27 se dio a partir de una antología que reunía a algunos de los escritores más importantes de la generación. Una recopilación de unos cuarenta autores. «Fue el primer acercamiento, a los veinte años, sin el entrenamiento de lectura», dice. Cuando le llegó la invitación a este festival, lo primero que hizo fue buscar ese libro, y se sorprendió al descubrir que sólo había una autora, Gabriela Mistral. Venegas, que es una de las impulsoras del proyecto «Vindictas», que recupera la obra de numerosas escritoras que han sido silenciadas por el patriarcado, expresa lo peligroso que resulta el gesto de negación a lo escrito por las mujeres porque en «una antología que intentaba ser un puente entre México y España» las mujeres no tenían representación. Señala que por suerte en los últimos años se ha hecho un arduo trabajo de recuperación y justicia histórica para con las mujeres que formaron parte de esta importante generación, a través del fascinante proyecto «Las sin sombrero», que nos ha permitido descubrir y redescubrir a muchas de esas autoras. En su caso, el trabajo en «Vindictas» supone «recuperar no sólo a las novelistas sino también a las poetas» y se trata de un proyecto que «sin Jorge [Volpi] no habría sido posible».
Andrés Neuman dice que la Generación del 27 podría pensarse desde diversos ángulos: como una generación de poetas que aparecieron en la antología de Gerardo Diego, como un estudio de artistas que orbitaron en torno a una época o bien como un pretexto para analizar las relaciones transatlánticas. Y esta última perspectiva es la que nos interesa hoy. Una mirada que, según el escritor de Una vez Argentina —por nombrar un libro que trabaja precisamente sobre el mestizaje del que estamos hechos—, no habría sido posible sin figuras como la de Juan Ramón Jiménez, que «no fue sólo el maestro sino también el padre que había que matar». Jiménez, a partir de su autoexilio y su experiencia puertorriqueña, hizo un descubrimiento hondo de la lengua. «Es la primera vez que España comienza a replantearse su lengua gracias a Latinoamérica», dice Neuman. Esto abrió un panorama nuevo para la relación con el lenguaje porque supuso alcanzar un nivel insólito: una perspectiva de triple orilla a la «que un país no puede llegar pero un continente sí».
La escritora mexicana Socorro Venegas en VERDIAL |
Las relaciones transatlánticas no sólo favorecieron al engrandecimiento de la lengua sino que permitieron una evolución personal en los artistas. El caso de Federico García Lorca es uno de ellos, a quien su vínculo con Buenos Aires le permitió reconocer su homosexualidad y vivirla de una forma más relajada, comenta Neuman. Porque «Buenos Aires cambió su actitud ante la vida y su identidad sexual» y su obra posterior «permea la cultura argentina». En este vínculo, evidentemente, ha habido herida pero también un enriquecimiento plural y genuino, y VERDIAL intenta explorarlo a través de estos encuentros. «Ese milagro de ida y vuelta a mí siempre me ha conmovido», dice Neuman. Con respecto a las autoras «vindicables» y no «vindictas», —escoge este adjetivo, haciéndonos pensar en que la venganza aún no se ha consumado— menciona a Rosa Chacel y a María de Maeztu, cuyas vidas y obras siempre le han fascinado. Sobre todo se enfoca en De Maeztu, que se exilió en Buenos Aires y vivió sus últimos años en esta ciudad. Su exilio sirve para comprender, dice Neuman, que hubo muchos artistas que huyeron de España y no eran republicanos, incluso algunos de ellos pertenecían a círculos familiares vecinos a la Derecha. «Había más de dos bandos, y la generación del 27 los atravesó todos».
La invisibilidad de las mujeres del 27 sigue siendo un tema de conversación urgente. Volpi comenta el regreso de Rafael Alberti del exilio. Una Madrid enloquecida por recibirlo. Y en la otra cara del asunto: un país entero que desconocía la obra de María Teresa León. Y tendrían que pasar muchísimos años hasta que esto cambiara. Venegas dice que «la lucha de las mujeres no termina nunca». Existe una decisión personal —una actitud de reivindicación que pasa por la responsabilidad de los lectores de preguntarse quiénes eran ellas como «un ejercicio en principio de curiosidad, pero también de hacer un poco de justicia poética»— pero, por otro lado, existe también una responsabilidad pública, y es importante prestar atención para indagar en las sombras. Venegas recuerda a la generación del cincuenta en España que contó con escritoras fabulosas, tales como Carmen Laforet, Ana María Matute y Carmen Martín Gaite: «eran escritoras que se habían educado leyendo a las mujeres de la Generación del 27» y gracias a ese modelo de cultura y de mujeres fueron ellas capaces de gestar sus propias voces. Y luego menciona a Concha Méndez y Dulce María Loynaz, que recibieron el Premio Cervantes en el final de sus vidas, y enfatiza: «pero ellos eran leídos en la plenitud de sus vidas». El borrado intencional de las mujeres exige de nosotros una actitud de atención, porque «ellas fueron fundamentales abriendo caminos», dice Venegas, y reivindicarlas es absolutamente necesario.
El escritor argentino Andrés Neuman en VERDIAL |
Neuman expresa que el tema de las traducciones le interesa y preocupa especialmente. Plantea la posibilidad de que se funde una escuela de estilo de traducción trasatlántico. «El español neutro es un español de doblaje, que no existe en ningún sitio». Expresa lo maravilloso de comenzar a trabajar con un español fronterizo: «hecho de pedacitos», un lenguaje que se nutra de las formas reales que adopta la lengua en cada región, «un español que suene natural, vivo», que sea «oral y también mestizo». Agrega que el problema no es exclusivo de España respecto a sus antiguas colonias, sino que es también un problema que se revela dentro del país. «Un problema con el centro y el canon».
Venegas dice que frente a la nueva realidad de las relaciones trasatlánticas en el marco editorial, «la literatura mexicana ya no es un afluente sino un río poderoso», refiriéndose al hecho de que muchas editoriales como Páginas de Espuma han contribuido para dar visibilidad a nuevas narrativas, respetando sus matices y sus regionalismos, algo que era prácticamente impensable hace muchos años. Estamos «en uno de los momentos más interesantes». Pero vuelve a las mujeres, y cita a Chimamanda Ngozi Adichie: «Tal vez si leemos a más autoras podremos entender a las mujeres plenamente como seres humanos». Las inquietudes en torno al respeto de la diversidad léxica y de la escritura de mujeres son similares. Es muy importante que conversemos sobre «esos ríos subterráneos que recorren nuestro continente».
La migración nos transforma a niveles que a veces no somos capaces de predecir. La lengua es uno de ellos. En parte, las inquietudes del lenguaje nos vienen dadas por la experiencia colonizadora —y pienso en ese poema de Andrés que dice «Después de que los bárbaros entrasen / acampando en las bocas / (...) / nadar en este mar es una acción política»— pero no son exclusivas de las relaciones colonizadoras de poder. Neuman expresa que las preguntas sobre el lenguaje están siempre atormentándolo. «Es un problema que he tenido toda mi vida». Y esta pregunta no sólo la tiene presente en la escritura de cada uno de sus libros —cuando se pregunta «¿Este libro, qué lenguaje necesita?»— sino que es una inquietud presente en su vida, en cada uno de sus días. «No sé cómo hablar mi lengua», dice. La migración obliga un nuevo ejercicio frente al lenguaje que es «traducir de tu lengua a tu lengua». Y sigue Neuman: «Es hermoso pensar que nuestra lengua materna también tiene un factor extranjero» pero también es importante «no dar la lengua por sentada», para que estos diálogos, que involucran varias orillas nos lleven a buen puerto. Lispector también escribió: «Para escribir tengo que colocarme en el vacío». Me parece que VERDIAL pretende ser ese contexto fronterizo donde podamos expresar las preguntas adecuadas. Y pienso que somos afortunados de no perder el entusiasmo por querer formular nuevas preguntas en un mundo que se inclina cada vez más por certezas espectrales.
Andrés Neuman, Socorro Venegas y Jorge Volpi en VERDIAL |
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