«Mirafiori», de Manuel Jabois (Alfaguara)

Una novela asombrosa sobre el desamor y otros fantasmas.

Reseña de «Mirafiori», de Manuel Jabois (Alfaguara) en Bestia Lectora

Una historia de amor entre un periodista y una actriz. Las hilachas de una relación que fue cubriéndose de sombras hasta su sepultura. La fe ciega en el futuro que se te cae cuando esa eternidad se rompe para siempre. Estos son algunos de los temas que atraviesan la nueva novela de Manuel Jabois, Mirafiori (Alfaguara) que es, en realidad, una historia de fantasmas. Porque ¿de qué otra forma se puede escribir sobre fantasmas si no es desde el desamor, el fantasma más persistente de todos? Estamos frente a una historia con un ritmo trepidante, escrita con la fluidez hipnótica de un escritor de alto impulso y la observación minuciosa de un periodista. Un libro sobre nuestra capacidad para contar el mundo cuando lo que el mundo nos muestra nos resulta imposible de creer. Una novela que viene a contarnos la certeza más hermosa de todas: «la belleza del azar, de las preguntas sin respuesta». Que nadie escape de este embrujo.


Un libro sobre nuestra capacidad para contar el mundo cuando lo que el mundo nos muestra nos resulta imposible de creer.

Embrujo es una bonita palabra para describir la magia que Jabois nos hace. Sus novelas, las tres, tratan sobre algo que no está en el centro del texto. Esto es importante porque emparenta su prosa a la obra de los grandes poetas, cuyo principal empeño está en contarnos una verdad que no existe en las palabras. Jabois nos presenta en el centro de la trama una historia de amor narrada desde el tiempo de la pérdida —cuando todo lo bello ha pasado, que es también cuanto todo lo bello es más cierto que nunca porque se convierte en material tangible de la memoria—, pero es un desvío o un atajo lúcido para contarnos una historia de fantasmas. A partir de ahí todo lo que nos aguarda es disfrute absoluto.

Si vamos un poco más allá, sin embargo, podemos intuir que incluso la historia de fantasmas está fuera de la identidad del libro, porque parece una excusa para hablar del dolor que supone sobrevivir a alguien a quien has querido mucho. Joan Didion cuenta que fue su madre quien le dio el mejor consejo de todos: estudiar los cimientos del dolor, conocer sus aristas, explicarlo, para que duela menos. Jabois lo dice distinto. Así: «Históricamente, el conocimiento nos ha hecho sufrir menos, aunque al principio pueda doler más». La visión de esta novela es el relato de un duelo y la desesperación que deja en nosotros esa herida. Explicar lo que nos pasa para sufrir menos pero también para no olvidar, porque quizá sea el olvido el enemigo más salvaje y más temido de todos. Por eso hay fantasmas tan persistentes, y por eso nos aferramos con todas nuestras fuerzas a la nostalgia de lo que pudo ser, porque en esa posibilidad —cuando el recuerdo es experiencia vívida— no sólo ejercitamos el músculo de la memoria sino que también conseguimos mantener a nuestro lado a los idos. Pensándolo así, esta novela podría ser un conjuro de resurrección.


Reseña de «Mirafiori», de Manuel Jabois (Alfaguara)
Sobre la desesperación que siembra en nosotros la pérdida

Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos topado con un fantasma. Mucho más hemos creído en ellos y hemos auscultado el cielo para ver esa estrella donde está mamá o la abuela, cobijándonos en las palabras de los vivos. Todos hemos apoyado nuestra confianza en las alturas de lo incierto. Hasta que un día dejamos de creer, y entonces el terror no nos inmutó, porque «el paso previo al terror es siempre creer que no existe». Sobre esa negación de lo incomprensible hace pie esta novela, demostrando con giros sorprendentes que la propia mirada cuando vivimos —y también cuando leemos— es siempre limitada. ¿Qué es la realidad? ¿Dónde termina aquello en lo que puedo creer? La narración pendula en el borde de las cosas y trata de adentrarse en este territorio sórdido y nebuloso al que intentamos no llegar nunca para no tener que dar explicaciones o para no tener que soportar la evidencia del caos que sostiene nuestra vida. Leer esta novela es atreverse a hacerse justo esas preguntas que vuelven sólidas las intuiciones sobre lo extraño.

El narrador de Mirafiori es un periodista acabado que durante los últimos años ha estado apartado del mundo a causa de una ruptura amorosa. Obsesionado con ese amor que ha partido su vida en dos repasa cada uno de los acontecimientos de la historia común para intentar entender la pregunta más ácida que siembra el desamor: por qué dos personas que se querían tanto son capaces de emplear la misma pasión del amor en el odio. Su vida se desarrolla en una frontera nebulosa, debido a su peculiar trabajo (escribir obituarios para gente viva, un discurso de despedida que los deje bien parados cuando les llegue la muerte —las palabras cuidadas del adiós, supervisadas por los protagonistas—) y a su obsesión con los fantasmas y el cruce de mundos. Desde ese lugar de soledad y herida vamos conociendo su pasado, sus visiones y la relación que ha marcado su experiencia vital dinamitando todo lo bueno que pudiera haber tenido en algún momento. Este narrador, a quien de a ratos compadecemos y por momentos vemos como un gilipollas, nos va llevando —¿o debería escribir «hundiendo»?— a esa frontera delicada de la duermevela o de lo fantasioso, donde lo absurdo adquiere noción de realidad y pone patas arriba toda la lógica que sostiene la cordura. Es una novela escrita con sensibilidad y entusiasmo —y a veces olvidamos lo importante que es esto— que en el último tramo, ya cuando creíamos que nada podría sorprendernos, gira sobre sus talones hasta dar un salto olímpico y dejarnos de pie frente al abismo. En ese viraje final espectacular rozamos con los dedos la certeza del duende que ilumina lo que Jabois escribe, capaz de volver hermoso «ese momento a oscuras en un lugar en el que hubo luz».


Reseña de «Mirafiori», de Manuel Jabois (Alfaguara)
Una novela de amor y fantasmas

Entre los grandes aciertos de esta novela hay que señalar el empeño del autor por dejar fuera toda explicación científica o lógica y afrontar una narración honesta que se aferra a la aceptación de esa otra realidad que roza aquello a lo que denominamos confiados "Realidad". Sólo quien ha perdido sabe que en esa posibilidad, que es memoria e imaginación, está la paz. Y Jabois se abraza a esa idea y nos presenta una novela preciosa, donde el desamor es el punto de partida para hablar sobre algo todavía más crucial, brutal y transformador: la muerte y todo lo que se lleva. Y aquí viene algo importante. En esa aceptación del discurso que orilla entre la realidad y el mundo de los sueños el autor no tira de ornamentos que sirvan para convertir en cierto lo fantástico, su mirada atraviesa de verdad la sutura entre mundos gracias a su peculiar y humilde observación de las cosas y a la aceptación de que toda ficción es verdadera porque existe en algún lugar: «Escribir una verdad y tranquilizar al mundo diciéndole que es mentira: mentir dos veces», leemos. En un mundo obsesionado con el discurso autoficcional que intenta poner en duda la verdad de la ficción no viene mal recordarlo. Por eso creo que esta novela es un valioso y sincero canto de amor a la literatura.

Mirafiori, como buena novela que indaga en la naturaleza humana, está escrita desde la duda y desde la incertidumbre que produce el desarraigo, que es aquello a lo que nos conduce el desamor. Se me ocurre que no existe migración más difícil que la de empezar de nuevo sin movernos geográficamente después de que el suelo haya sido removido por un huracán, convirtiendo en humo todas las seguridades que posibilitaban la fe en el futuro. Una ruptura es eso: la herida abierta en nuestra noche para siempre. Y quizá el desamor inaugure los peores fantasmas de todos: los que merodean pero nunca se dejan ver del todo ni tampoco despedir. Esos seres no-seres que nos recuerdan que una vez fuimos felices, y cómo. «Recordé el tiempo en que las playas y las ciudades eran nuestras y no había nada que no quisiésemos y no pudiésemos conseguir», le hace decir Jabois a su narrador. El desamor siempre viene a recordarnos eso, la belleza de todo lo que ha quedado atrás. Y pienso que a lo mejor la literatura no se ha ocupado del todo de la experiencia del desamor como duelo perpetuo, y quizá esto se deba a que lo que busca es brindar luz y en lo extinto cuesta encontrarla; no obstante, esa soledad que estrenamos ante la pérdida del vínculo no deja «rendijas por las que se cuele cierta luz» e inaugura una memoria interrumpida, a partir de la cual el duelo es perpetuo. Sorprende el modo que encuentra Jabois de insuflar esperanza en esa oscuridad habitada por fantasmas, a través de una narración llena de preguntas que no existen para obtener una respuesta. Y esto me parece maravilloso, porque estoy convencida de que la inquietud es la semilla del mundo. Y Jabois lo dice más bello: «quien pregunta hace rodar un mundo que no se para ni con el silencio».


Jabois encuentra la manera de insuflar esperanza en esa oscuridad habitada por fantasmas.

Mirafiori no es una novela escrita para los que creen o quieren creer sino, precisamente, para quienes niegan toda realidad que no se configure desde la lógica de las ciencias exactas y que pueda explicarse con la lógica del lenguaje. Una novela para escépticos y escépticas que traducen todas las señales de la vida para entenderlas y que tienen una explicación para todo, incluso para los sueños. Jabois nos sacude recordándonos que algunas cosas pasan porque sí y que en un universo inabarcable creer que seremos capaces de ordenar la realidad con el lenguaje resulta muy ingenuo. El caos de la vida es protagonista de esta novela, y creo que es un verdadero hallazgo zambullirse en ella para encontrarse con lo inesperado y volver a la realidad manchados con el aura de todas esas otras realidades posibles que laten en la frontera de ésta. Que nadie se pierda este viaje alucinante para encontrar la belleza, que está hecha de ese caos, «la belleza, hijo mío, es el error en el momento exacto».


Reseña de «Mirafiori», de Manuel Jabois (Alfaguara) en Bestia Lectora


MIRAFIORI
MANUEL JABOIS
ALFAGUARA
2023

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