«Penúltima primavera mía». La relación de Juan Ramón Jiménez con la poesía del Río del Plata

Los días 11 y 12 de diciembre tendrán lugar en Huelva unas jornadas conmemorativas al trabajo poético de Juan Ramón Jiménez, aprovechando la celebración del 75º aniversario de su viaje a Buenos Aires y Montevideo. Un viaje que cambiaría la poesía en nuestra lengua.

Juan Ramón Jiménez llega a Buenos Aires en 1948 y es recibido por una multitud que lo aclama como "el más grande poeta de España". Después de atravesar períodos terribles de angustia el poeta vive su momento de luz; en las fotos de ese viaje aparece casi feliz, rodeado de poetas jóvenes y escritores que le admiran. Y es ahí cuando escribe el libro fundamental de toda su obra Animal de fondo, que marcaría el inicio de una poesía nueva y de su época espiritual.

Animal de fondo fue, en palabras de Juan Ramón Jiménez, «una anticipación de Dios deseante y deseado». Se publicó en julio de 1949 en una colección de poesía que dirigía Rafael Alberti en la editorial Pleamar de Buenos Aires. Todo lo que rodeó al libro fue sorprendente, empezando por el hecho de que el poeta lo escribiera prácticamente en trance, el libro más iluminado de su obra, y que no se demorara mucho en publicarlo (algo llamativo si tenemos en cuenta sus altos niveles de exigencia). Además, fue el primer libro que publicó en formato bilingüe (con traducción al francés de Lysandro Z. D. Galtier) y sólo tuvo esta edición y otra idéntica que realizó Taurus en 1981, para conmemorar el centenario del nacimiento de Juan Ramón Jiménez. Fue el resultado de muchos años de búsqueda poética y espiritual, y sentó las bases para una nueva poesía, que llevaría el modernismo a otro nivel.

Su llegada a las capitales del Río del Plata le permite a Juan Ramón conocer a figuras consolidadas de la literatura, como Macedonio Fernández, Ida Vitale y Eduardo Mallea, a otras menos conocidas pero potentes, como Esmeralda Radaelli, y a nuevas voces en la literatura y el arte, como María Elena Walsh y Alberto Greco. Durante su estancia fue testigo de la efervescencia cultural que se experimentaba en las capitales de Sudamérica. Y esto provocó en él un profundo impacto.

En 1948 Buenos Aires contaba con un proyecto asombroso, la revista «Anales», que servía de puente entre las nuevas escrituras latinoamericanas y las escrituras ibéricas. Una revista que, en realidad, era una casa para los despatriados, ya que acogía a los exiliados españoles en sus múltiples proyectos. Sara Durán Ortíz Basualdo, creadora y lúcida gestora de este proyecto, cuidó con mimo cada detalle del viaje de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí a Buenos Aires, y fue una de las responsables de que dicho viaje fuera tan trascendente para el poeta.

Juan Ramón Jiménez realizó numerosas conferencias y comenzó a trabajar en un proyecto para impulsar las nuevas voces argentinas que, lamentablemente, nunca pudo concluir. Recuerdo a la poesía escondida se llamaba, e iba a ser una antología de los mejores poetas jóvenes del país. Las conferencias de Juan Ramón en Buenos Aires, La Plata, Rosario y Montevideo permiten reconocer en él no sólo a un grandísimo poeta, sino también a un hombre comprometido con su tiempo, que no concibe la palabra separada del mundo.

La Universidad de Huelva organiza las Jornadas de conmemoración "Penúltima primavera mía. Juan Ramón Jiménez en Argentina y Uruguay (1948)", que tendrán lugar los días 11 y 12 de diciembre en la ciudad de Huelva y tienen como curadora a Rosa García Gutiérrez, Directora de la Cátedra Juan Ramón Jiménez de la Universidad de Huelva, y como colaboradores a la Casa Museo Zenobia-Juan Ramón Jiménez y al Departamento de Filología de la Universidad de Huelva. Participarán en ellas poetas y especialistas en la obra de Juan Ramón Jiménez de España, Argentina y Uruguay, quienes conversarán en torno al viaje y a las influencias de ida y vuelta que surgieron de él, y también a los lazos comunicantes en las poéticas rioplatenses e ibéricas. Son actos abiertos al público ajeno a la Universidad que se realizarán en la sede de la Facultad de Educación, ubicada en la Av. de las Fuerzas Armadas. Será una bonita ocasión para celebrar los vínculos de nuestras tierras a través de la poesía de Juan Ramón Jiménez. Aquí puedes encontrar más información.

El 11 de diciembre a las 18.00 será mi turno. Voy a conversar con el grandísimo poeta Antonio Orihuela sobre la influencia juanramoniana en nuestra poesía. Orihuela ha publicado recientemente su antología personal Sin fin (Gato encerrado) que reúne su vasta carrera poética: un asombroso conjunto de poemas para pensar nuestro tiempo. Me siento afortunada de poder conversar con él, en torno a la obra de Juan Ramón, y en este sur.

Hay quienes predican que escribimos obsesivamente sobre las mismas cosas siempre. ¿Será realmente así o más bien lo hacemos persiguiendo una experiencia primigenia? La escritura nace de un primer poema y del deseo de revivir y resignificar las emociones de un momento preciso. Me gusta creer que es así. Y me digo que todo lo que he escrito a lo largo de mi vida parte del pozo blanco de Juan Ramón, de la conmoción que ese primer poema leído me causó. En cada nuevo verso una parte de mí trata de volver al paisaje dolorido pero lleno de luz de mi infancia, porque hay algo brutal en la conciencia del lenguaje, que nos hace animales de fondo. Antes de saber lo que era el despatriamiento lo intuí en ese poema único de nuestra lengua El viaje definitivo. Estas son algunas de las cosas que voy pensando mientras ansío estas jornadas en torno a la obra inmensa del mago de Moguer. Es importante celebrar ese libro único, Animal de fondo, y todo lo que vino después de aquel viaje de Juan Ramón y Zenobia a Buenos Aires y Montevideo. Ojalá podamos vivir a pleno esa intuición que asaltó al maestro aquellos días, que nuestra lengua son muchas lenguas que deben conocerse y reconocerse.