«Cuentos completos», de Franz Kafka (Páginas de Espuma)

Edición de la narrativa breve de Kafka en Páginas de Espuma, traducida por Alberto Gordo.

Portada de los Cuentos completos de Kafka en Páginas de Espuma

«Todavía no me he despertado de esa historia». Escribe Andrés Neuman a propósito de La Metamorfosis, el gran cuento de Kafka. Los primeros personajes que se han asomado a nuestras vidas se han quedado allí para siempre, porque la fundación de toda escritura es un acto de lectura. Ésta quizá es la gran confirmación que viene a dejarnos el escritor argentino en el prólogo de Cuentos completos de Franz Kafka que ha publicado Páginas de Espuma con traducción de Alberto Gordo. Una excelente oportunidad para volver a la narrativa breve del gigante checo, o para adentrarse por primera vez.


Palabras preliminares sobre la pasión lectora


Nos enseñó Walter Benjamin que toda traducción tiene la misión de encontrar el camino para mantener no sólo el sentido sino también el lenguaje "puro" del texto, dándole libertad en la nueva lengua. Lo que ha hecho con Kafka a Alberto Gordo se parece a eso. Tenemos en las manos un absoluto acto de defensa de la palabra y la voz del escritor checo; no podemos decir intactos, porque al pasar de una lengua a otra siempre algo se pierde y algo se gana, pero sí más fiel a lo que hayamos podido leer antes del gigante europeo.


Una excelente oportunidad para volver a la narrativa breve del gigante checo, o para adentrarse por primera vez.

Gordo recupera en esta nueva traducción las contradicciones, las elipsis, las historias inacabadas, y nos permite acercarnos a una nueva dimensión de su obra. El traductor, en un gesto de paciencia y labor entregada, desteje las tramas que Max Brod tejiera para conseguir pasar a la historia de la mano de su amigo, y nos invita a volver al origen. Lo que encontramos en este libro es el resultado de una búsqueda laboriosa de la escritura sucia, recordándonos que en escritores como Kafka la perfección se alimenta de una serie de calificativos que estamos más acostumbrados a relacionar con lo defectuoso y es precisamente esa apuesta por lo torcido lo que los hace eternos.

Demasiado Kafka. Bajo ese título se articulan las palabras preliminares de Andrés Neuman: un texto en defensa de la pasión por la lectura que me ha resultado extraordinario. Esas voces que se nos han quedado pegadas a la memoria, esas imágenes que conforman nuestro paisaje lector no sólo nos han permitido viajar a otros mundos sino también acercarnos de una manera distinta a éste. La lectura, dice Neuman, es un acto colectivo que «interviene en nuestra memoria y posibilita el futuro». Este prólogo tan audaz, apasionado y verdadero es un excelente punto de partida. Neuman se pasea por algunos de los cuentos más importantes de Kafka y nos invita a pensar en el arco evolutivo en la escritura de este escritor y su influencia a largo plazo en la huella de la literatura en nuestras sociedades. Y apunta algo tremendamente significativo «escribió como vivió, no necesariamente lo que vivió». Dudo muchísimo de que cualquier lector que tenga la suerte de acercarse a estas primeras palabras no sienta una tremenda curiosidad por devorarse el tomo completo. ¡Y sería una experiencia de mucho disfruto, créanme!


El traductor, en un gesto de paciencia y labor entregada, desteje las tramas que Max Brod tejiera.

Cuentos completos se suma a una serie de antologías completas que la editorial viene haciendo desde hace tiempo para darnos la posibilidad de conocer en profundidad la obra de diversos cuentistas. En este caso el empeño es ambicioso: reunir toda la ficción breve de un autor que se dedicó especialmente a lo breve y que publicó casi nada estando vivo. Leer a Kafka es, en cierta medida, acercarse al origen, puesto que su influencia en la literatura del siglo y otras artes del siglo XX es innegable. Su universo literario es amplio y rico y en cuanto nos asomamos a él sentimos una especie de paramnesia, como si ya hubiéramos estado ahí, y es que pocos escritores han conseguido como él influir tanto en las letras posteriores.


Nueva y ambiciosa traducción de la narrativa breve de Kafka


Durante años las traducciones de este escritor checo se han basado en las ediciones que hiciera Max Brod, su albacea literario, quien desoyendo al testamento de su amigo decidió comenzar a publicar sus relatos. Sin embargo, no contento con desatender su última voluntad (que era expresamente quemar todos los folios que hubiera dejado escritos) quiso poner de su parte en los textos, modificando algunas cosas: agregando títulos donde no había, cerrando las frases inacabadas y dejando su huella casi autoral en ellos. Ése es el Kafka que mayormente hemos leído, y por eso se volvía imprescindible emprender una nueva traducción, que volviera a la raíz.

Y así lo ha hecho Alberto Gordo para esta edición de Páginas de Espuma, donde pretende limpiar la voz de Kafka de esas correcciones, apoyándose en las ediciones de la editorial alemana Fischer y procurando ofrecernos un nuevo-viejo Kafka. Una traducción ambiciosa que deja en evidencia su empeño por beber de la fuente y tocar en nuestra lengua el estilo Kafkiano (en el sentido verdadero de la calificación) que se muestra original, atrevido y fluye con la torpeza que adquiere el lenguaje cuando pretende captar la savia verdadera de la vida. Una traducción que es homenaje y fiesta en torno a la obra del escritor que, directa o indirectamente, con su monstruo, sus personajes alienados y su reflexión siempre atenta sobre la libertad y la felicidad, ha influido en nuestra manera de mirar el mundo y de hacerle frente.


Interior del libro «Cuentos completos» de Kafka en Páginas de Espuma

Respecto al trabajo minucioso de traducción escribe Alberto Gordo que lo que ha querido hacer con esta obra es ofrecer «una posible panorámica completa de la narrativa breve de Franz Kafka» volviendo a los originales para ofrecernos la herida en el lenguaje, las dudas persistentes en su escritura, todo lo que se aleja de la perfección. Amamos a un dios imperfecto, quizá sea otra de sus ideas presentes en esta traducción. Se han respetado la puntuación y la sintaxis originales de Kafka y esto vuelve mucho más interesantes los cuentos desde un punto de vista narrativo; quizás lo que podemos aprender con esta lectura que la buena literatura es inexacta e incompleta, como la vida misma.

Hay que señalar en un punto y aparte las ilustraciones de Arturo Garrido que, si bien emulan el tono de los garabatos de Kafka nos permiten intuir a un ilustrador capaz de afrontar el diseño no desde la copia sino desde la percepción. Me ha gustado mucho su forma de reimaginar ciertas ideas y trazos del checo, y el detalle del insecto aplastado en el cuento más famoso de Kafka, sobre el que tanto se ha imaginado y dibujado. Sin lugar a dudas estos trazos coronan una edición perfecta de la obra breve de nuestro checo favorito.


Sorprendentes las ilustraciones de Arturo Garrido, que enriquecen exponencialmente la edición.


El lenguaje y los personajes alienados


Metiéndonos de lleno en los cuentos podemos descubrir una narrativa que tiene varias cualidades preponderantes. Voy a centrarme en dos que creo se han visto especialmente beneficiadas con esta traducción: la materialidad del lenguaje y la intensidad con que se manifiesta la desolación.

La importancia del cuerpo en Kafka es revolucionaria. En una época en que la literatura todavía se decantaba por un lenguaje que buscaba la belleza en lo abstracto, Kafka trabajó con personajes de carne y hueso que engordan, que sudan, que tienen dolores específicos en el cuerpo, que se agitan al correr, en definitiva, que son patéticos mortales. Al descubrirlos a través de una voz que renquea y que tiene sus imperfecciones podemos alcanzar una nueva dimensión de estas vidas ficticias. Por si necesitábamos más, la forma en la que la realidad (la guerra, el trabajo, las circunstancias de la vida) transforman esos cuerpos añade un agregado de sentido que es brutal. La herida del cuerpo está estrechamente vinculada a la herida del mundo.

El otro elemento sobre el que quiero detenerme es la intensidad de la soledad y la alienación en los personajes. Gracias a esta nueva lectura he accedido a una nueva visión de esta narrativa breve. Es probable que habiendo leído los cuentos más conocidos del checo en mi primera juventud se me hayan escapado muchas cosas, pero he descubierto el humor de una forma contundente. La mirada sobre el mundo no es apesadumbrada o existencialista, cosa que siempre había creído, sino más bien conciliadora: como si hubiera siempre un deseo de desdramatizar las situaciones complejas, sobre todo en lo concerniente a la relación espiritual que establecemos con el mundo. Creo que es una edición perfecta para descubrir esta faceta de Kafka.


En este libro podemos descubrir una narrativa que tiene varias cualidades preponderantes.

Kafka, según la observación del prologuista, escribe desde una «identidad desplazada, hecha de minorías: demasiado judío para el canon alemán de entreguerras (sus tres hermanas, al igual que Milena, murieron en campos de concentración), demasiado germanófono para la tradición nacional checa, demasiado incómodo para el futuro soviético de su Praga natal y muy distinto de su padre». Este estar parado en el medio de todo y lejos de los epicentros literarios es, quizás, lo que le ha permitido convertirse en un escritor insólito. Sin embargo, lo que muchas veces se ha asumido como una especie de alejamiento de la realidad, de desentendimiento político o social, es equívoco.

Al leer estos cuentos descubrimos a un escritor comprometido pero desde un lugar extraño: su manera de pensar la realidad, el trabajo, los abusos de poder no se alista a ninguna corriente ideológica; no obstante, deja ver de forma contundente una mirada crítica y un deseo de que el mundo sea otro. Los más desfavorecidos encuentran en Kafka un aliado. Su vida monótona como funcionario podría hacernos pensar en alguien despreocupado del mundo pero, precisamente, quizás por haber estado inmerso en un trabajo burocrático, fue capaz de entender los hilos invisibles que sostienen el mundo y las relaciones, y supo explicar como nadie antes (ni después) el ahogo de quienes se encuentran a merced de estos mandatos.


Un comentario personal


He dejado para el final un comentario muy personal pero que, creo, tal vez sirva para avivar tu entusiasmo por este libro. Confieso que, si bien he sido una lectora juvenil de alguno de estos cuentos y de las novelas El castillo y El proceso, nunca me he volcado por estudiar con disciplina la escritura de Kafka; sin embargo, la lectura de estos cuentos ha sembrado esa curiosidad y el deseo de indagar en esa forma de ver el mundo y el lenguaje. Me he enamorado de esa mirada desprovista de certezas y asaltada por todos los costados por las sombras tenebrosas de la guerra y el dolor. Es evidente que Franz Kafka consiguió plasmar de forma contundente la confusión que lo embargaba, sintiéndose ciudadano de un mundo en proceso de cambio donde la violencia campaba a sus anchas. Se me ocurre (y creo que lo insinúa Neuman también en el prólogo) que, tal vez, precisamente porque el mundo no ha cambiado tanto desde entonces es que hoy lo leemos con devoción y lo entendemos tanto.


Portada de los Cuentos completos de Kafka en Páginas de Espuma
CUENTOS COMPLETOS. FRANZ KAFKA. PÁGINAS DE ESPUMA.
TRADUCCIÓN: ALBERTO GORDO. PRÓLOGO: ANDRÉS NEUMAN. ILUSTRACIONES: ARTURO GARRIDO. 2024

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