![]() |
María Moliner, la arquitecta del lenguaje, la lexicógrafa apasionada, la mujer atrevida. Una de las mentes más curiosas y ambiciosas del siglo XX, que intentó inculcar una nueva manera de pensar la lengua y trabajó para que la cultura llegará a los rincones olvidados y abandonados del país. Un libro para cada persona.
Moliner nació en Paniza (Zaragoza) el 30 de marzo de 1900. Durante sus primeros años de vida vivió en este pueblo hasta que la familia se mudó a Madrid, donde el padre consiguió un traslado para ejercer como médico. En la capital nació la hermana pequeña, Matilde. Los tres hermanos asistieron con cierta intermitencia a la Institución Libre de Enseñanza; Moliner recordaría siempre lo mucho que le influyó la línea de pensamiento de esta institución a la hora de pensar la cultura.
Pese a haber nacido en una familia progresista, Moliner lo tuvo todo en contra. Era una excelente estudiante y, sin embargo, no pudo ingresar en la carrera de filología, como realmente deseaba, porque no aceptaban mujeres en ella. Se inclinó por la carrera de Historia en la Universidad de Valencia. Ahí empezaría su carrera, que la llevaría a convertirse en bibliotecaria, filóloga y lexicógrafa española, y a escribir ella sola el Diccionario de uso del español, una obra monumental que se convirtió en una referencia indispensable para el estudio y la evolución del idioma.
En 1922 ingresó en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y comenzó a desarrollar una labor destacada como bibliotecaria y desarrollando diversos proyectos con el objetivo de impulsar el acceso a la lectura en zonas rurales, colaboró de forma comprometida con la Institución Libre de Enseñanza en su ambicioso proyecto de las Misiones Pedagógicas y proyectos de reforma educativa y alfabetización.
La obra titánica de María Moliner
El estallido de la Guerra Civil sería devastador para una generación de mujeres preparadas que desempeñaban cargos fundamentales en la distribución equitativa de la educación de la cultura. A María Moliner le tocó parte de ese desgarro: el régimen franquista la degradó limitando sus posibilidades de ascenso en empleos en Administración. Volvió a trabajar de archivera en la Biblioteca de la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid. En este tiempo, sin embargo, su capacidad de reconstrucción encendió en ella la idea de crear un diccionario, que cambiaría su vida y la de muchísimas personas.
María Moliner emprendió en solitario y a los cincuenta años la titánica tarea de redactar un diccionario que fuera más claro, intuitivo y útil que el de la Real Academia Española. Su obra, el Diccionario de uso del español, se publicó en 1966 en dos volúmenes. Su enfoque innovador combinaba definiciones precisas, sinónimos y ejemplos de uso, facilitando la comprensión del idioma. Entre sus innovaciones habría que señalar la idea de incluir en cada definición la familia de palabras de cada significado.
Su diccionario fue aclamado por escritores y lingüistas, muchos de los cuales lo consideraron superior al de la RAE en términos de claridad y practicidad. Pese a ello, cuando Moliner fue propuesta para ingresar en la Real Academia Española su candidatura fue rechazada. Era el año 1972, la institución tenía más de doscientos años y todavía no había permitido el ingreso a ninguna mujer. María Moliner podría haber roto ese hechizo, pero el machismo imperante lo impidió. Cuando en 1979 ingresó la primera mujer a esta institución, Carmen Conde, dijo que ese sillón le tendría que haber pertenecido a Moliner.
La dedicación amorosa de María Moliner a la lengua y la palabra no tuvo más compensación que la satisfacción de haber logrado su cometido. Su hazaña fue demasiado adelantada a su tiempo. Su lucha por la democratización del conocimiento es uno de los ejemplos más valiosas de la historia de España y su diccionario sigue siendo una referencia clave en nuestra lengua.
Los últimos años de Moliner fueron grises. Después de haber sufrido numerosas pérdidas y de ser ninguneada por los intelectuales de su tiempo, su mente flaqueó. En 1973 fue diagnosticada con Arterioesclerosis celebral que provocaría en ella una pérdida progresiva de facultades que la retiraría completamente de la vida intelectual. Falleció en Madrid el 22 de enero de 1981. En su reciente novela Hasta que empieza a brillar (Alfaguara) Andrés Neuman recoge el espíritu de esta intelectual y nos ofrece un retrato humano fabuloso.
![]() |
El diccionario de uso del español de María Moliner revolucionó nuestra forma de entender la lengua |
0 Comentarios