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La lectura del libro de relatos de Mar Carrillo de Albornoz, Después de la piscina, (Editorial Tres hermanas, 2024) ha sido un acontecimiento. Me ha llevado a mí misma, a mis recuerdos de infancia, a mi playa de todos los veranos. Un viaje a la memoria. Un collage donde se entretejen pensamientos, añoranzas, recuerdos y deseos. En este volumen de relatos evocadores, Mar Carrillo de Albornoz consigue hipnotizarnos. Flotan las palabras ante nuestros ojos, se ondulan, se iluminan o parpadean mientras leemos. A través de flashbacks, viajamos al universo íntimo de la protagonista, a lugares, emociones y experiencias. Es la voz de una mujer la que nos habla. La protagonista está frente al mar, mirando el horizonte, oyendo a un mirlo, escribiendo, leyendo, ordenando fotos en blanco y negro, nadando, tendiendo la ropa… Desde esas escenas cotidianas el lenguaje atraviesa el relato y nos conmociona.
En este volumen de relatos evocadores, Mar Carrillo de Albornoz consigue hipnotizarnos.
Apuntes generales sobre los cuentos de Mar Carrillo de Albornoz
El libro de relatos de Mar Carrillo de Albornoz empieza con una cita de Christian Bobin de su libro traducido al español Autorretrato con radiador, lo que es un acierto, ya que en cierto punto ambas obras se encuentran, en la pregunta y la reflexión sobre el duelo y la importancia de sanar la herida que deja la pérdida. El de Carrillo de Albornoz destaca por encontrarse entre la poesía y el diario, y presentar una escritura limpia, intensa y absolutamente personal, que se vuelve un destello de luz para la vida de todos los que nos acercamos a sus palabras. Se encuentra dividido en dos partes, La primera, Vida en el agua, y la segunda, Aventuras de una hoja en otoño, cada una de ellas con unas características específicas que intentaremos abordar a continuación.
Los relatos reunidos en «Vida en el agua» son ventanas al verano. «Hay olor a algas en la orilla, nuestros pies tocan la arena dura, pisan mínimos destellos de conchas, el aire vuela entre las mangas de mi camiseta», nos dice la narradora de uno de estos cuentos. Y como esa cada una de estas historias te llevan al mar y te invitan a sentir el roce del sol sobre la piel, el aire caliente, el olor de las algas, la espuma de las olas, la arena bajo tus pies; en definitiva, te impulsan a zambullirte. Entras en ellos como a un mar sereno y silencioso y te dejas llevar por la corriente. En el agua la herida se diluye, el tiempo se estira, se hace más lento. Los relatos te atraviesan, se abren camino dentro de ti, y los sientes en lo más profundo. Sabemos quiénes somos, pero no quienes seremos al final del verano: «Nado entre corales, esquivo con cuidado sus bordes cortantes y avanzo, veo peces azules solitarios, bancos de peces plateados, lentas actinias como mi pelo», leemos.
Los relatos te atraviesan, se abren camino dentro de ti.
La segunda parte, los relatos recogidos bajo el título «Aventuras de una hoja en otoño», nos hacen pensar en la relación con la naturaleza. Hay un diálogo, una conexión íntima y especial entre la narradora y el paisaje. Los relatos te hacen sentir esa intimidad, esa capacidad que la voz narrativa posee para leer y entenderse con el paisaje que la rodea. La narradora fantasea. Se ensimisma en el paisaje. Los árboles saben escuchar y guardar secretos. Se cuidan unos a otros, se protegen como las familias. La belleza está en todas partes, en lo más simple, en una flor, en una hoja de roble, en el trino de un pájaro, en la luz que cambia, en el agua que corre por el arroyo, en el color del cielo, en el revoloteo de hojas en el viento. Estas historias ofrecen un absoluto contraste con las que se anidan en la primera parte, ofreciendo una nueva mirada sobre las mismas cosas.
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El instante y la luz
En torno a estos dos ejes, la vida en el agua y la contemplación de la naturaleza, orbitan estos magníficos relatos. De fondo, sin embargo, encontramos una gran diversidad de temas: las relaciones familiares, la infancia como balsa de nostalgia, los afectos, la ruptura, la pérdida, el amor a la escritura y a los libros, la pasión por el mar, son algunos de los más destacados. Hay acontecimientos sensoriales, una rebelión de objetos y mobiliario en la casa, elementos que sirven para establecer el vínculo mágico de la lectura.
La autora da importancia a cosas que parecen no tenerla pero evidenciando su relevancia en la construcción del relato. Escribe sobre una falda, una taza, un sofá descolorido, una camiseta, una flor, el hipocampo, un tren de vuelta a casa. Observa, atiende y entonces la naturaleza se vuelve gigante: colores, sabores, hojas, árboles, flores que casi cobran vida. Escuchemos su lección en silencio. La lectura hace que nos sintamos mejores, que volemos más alto en esos instantes luminosos que experimentamos en diálogo con ella: «Aquí estamos las hojas de álamo y yo. Hojas como colibríes, suspendidas en el aire. Se encienden, cambian de luz, me piden que las contemple un minuto, dos, que aparte la vista de mi cuaderno». El lenguaje captura el instante con toda su luz.
Hay acontecimientos sensoriales, una rebelión de objetos y mobiliario en la casa.
«Existe un momento, ahora, en el que comienza la tarea de ensayar, acariciar otras posibilidades, poner en marcha las palabras», leemos. El eje de este libro son escenas que caben en un instante y que podrían durar para siempre. Un collage de vivencias y recuerdos. Una colección de instantes sujetos por el recuerdo, que se agradan en el tiempo. Se mezcla el trabajo, la escritura, el mar del verano, las mudanzas, una ruptura, las amigas, la familia, el amor por las palabras, la contemplación de la naturaleza, la limpieza de lo que sobra, el tiempo que pasa… Son historias que te abren la herida que hace pensar, como decía Szymborska, historias que se hacen un hueco en el pecho cuando las lees, historias de derrumbe de una relación. La vida misma que se escurre entre nuestros dedos. Aviso a navegantes: son relatos para leer despacio, demorarse en ellos, y volver al principio cuando se te acaban.
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Lenguaje y singularidad
Los relatos de este libro son tan precisos como extraños. Y en esa ambigüedad está su belleza. La voz narradora avanza sin dar explicaciones y apelando a nuestra imaginación. El resultado es proporcionarnos momentos felices, instantes de luz, pero en la experiencia de la lectura nos acerca paisajes, no necesariamente historias que podríamos encajar en lo que entendemos por Cuento. Son relatos que se atreven, que se salen de las costuras del género breve, que juegan con la sorpresa, con lo imprevisto y con lo fantástico en un equilibrio que mezcla lo sensorial y el misterio.
La narradora parece decirnos que es preferible la vida dentro del agua. Mar Carrillo de Albornoz tiene una prosa cuidada que es siempre un placer en sí misma, que revolotea como pájaros o como hojas y a merced de la corriente, en la que da gusto quedarse —«En la biografía que he creado a través de la eliminación de la fealdad y el dolor, soy un ser acuático rodeado de espuma voladora, de olas en movimiento, detenida en superficies azules de la playa»—. Es una seductora carta de amor a la lectura, a la escritura, al tiempo que nos va pasando y a los recuerdos que quedan —«Paseo por el surco de tus arrugas, lleno mis zapatos del polvo reseco de esas brechas, fallas, navego por el cauce de tus ojeras, por el hueco de tu riñón»—. Usa la primera y la segunda persona, invitando al lector a entrar con facilidad; deja huecos a través de los cuales consigue que nos embargue el ánimo un viento helado o un sol espléndido. Es una escritura cálida y tierna, donde se asoman bellas imágenes y metáforas, acrobacias que hacen que el texto vuele por el aire —«El agua sabe a frutos del bosque. Las moras se dispersan en recuerdos al deshacerse en tu boca»—. Palabras escogidas, precisas y directas. Imposible no querer quedarse dentro del agua de la lectura.
Los relatos hablan de la pasión por la escritura, las palabras como compañeras ineludibles y fieles incluso en la soledad. Y esa pasión se ve traslucida también por los homenajes a Cortázar y Bradbury. Mar Carrillo de Albornoz crea el mar del verano como lugar para quedarse a vivir —«Esa sonrisa, las gotas en equilibrio sobre sus pestañas, muestran al mundo su felicidad completa después del baño»— y la infancia como despensa de recuerdos —«A mí una manzana caramelizada en rojo me conduce a la feria, al tiovivo, a niñas con los mismos vestidos…»—. Se percibe la necesidad de contarse y entenderse. Es una voz honesta y valiosa en una prosa bella, lenta y evocadora.
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La escritura minimalista de Mar Carrillo de Albornoz
Algo que me ha resultado destacable es la vocación de limpiar el texto, de pulirlo al máximo quitando las
palabras inservibles. Limpiar también la casa, la cabeza, la memoria de los recuerdos que ya no sirven, que están descoloridos y manoseados. Hay un trabajo minimalista de las historias y las escenas, que nos permite intuir una obsesión por la palabra justa, algo que también lo sostiene en la brevedad de los cuentos.
Otro elemento que creo interesante de señalar es el trabajo de la herida a través del propio lenguaje. Los relatos parecen fracturados, frágiles pero en equilibrio. Hay que leerlos con calma, varias veces, ir completando, insertando sensaciones, sentimientos, emociones en los huecos. Un libro de cuentos maravillosos que flotan entre lo íntimo y lo ficticio. Trasmiten ganas de seguir adelante. La vida no se detiene. Exige que mantengamos el rumbo. Exigen vivir como si nadáramos en el silencio milagroso que sentimos dentro del mar.
Después de la piscina es un libro de cuentos memorable. Escrito con sensibilidad y precisión. Cada relato te sorprende, como salido de la chistera de una maga. Mejor olvidarse de la lógica, de las reglas, y disfrutar todo lo que puedas. Hay relatos tristes, alegres, nostálgicos, irónicos, fantásticos. Sumergirse en los relatos de Mar Carrillo de Albornoz es una aventura que recomiendo. Este libro se ha convertido en un amigo. Volveré a él con seguridad, a releer esos relatos que se me han quedado dentro.

Mar Carrillo de Albornoz en Málaga
El próximo viernes, 16 de mayo, a las 19.00 Mar Carrillo de Albornoz estará de visita en Málaga para presentar estos cuentos cristalinos. El encuentro tendrá lugar en la Librería Áncora y será una maravillosa ocasión para conocer a la autora y disfrutar de un buen rato rodeados de libros. ¡Te esperamos!
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