«La ballena azul», de Raúl Quinto (Jekyll & Jill)

El libro que comentaremos en la sesión de noviembre del Club de lectura en Librería Áncora.

Imagen de cubierta de «La ballena azul» de Raúl Quinto (Jekyll & Jill)
«Quien te dice la verdad te miente, quien te miente te muestra otra verdad». Esta frase podría servir de tesis para la nueva novela de Raúl Quinto La ballena azul (Jekyll&Jill), donde encontramos una acertada exploración de los límites de la realidad a través del lenguaje. Usando como hilo conductor un supuesto juego viral que hace dos décadas se cobró numerosas vidas, Quinto nos plantea interesantes inquietudes a fin de desentrañar el origen de la tristeza y la desesperación. Y lo hace mediante un ejercicio fabuloso del lenguaje, donde la voz narradora combina autoridad, carisma y cinismo e imprime en nuestros sentidos esa misma inestabilidad que es la atmósfera y el movimiento de la novela. Quinto ha revolucionado el género del terror incorporando una visión feísta a un mundo que ya lo tiene todo para producirnos pavor.

Desconexión en un mundo hiperconectado

El primer gran acierto que encontramos en esta obra es la elección de una voz narradora potente e inolvidable. Un narrador que somete el discurso a una ambigüedad peculiar: se dirige a un tú que por momentos podríamos ser nosotros, los lectores, y por momentos podría tratarse de un tú ficcional. Una especie de narrador exhortativo cuya finalidad es orientar los pasos del interlocutor y poner en marcha la trama. A partir de la toma de contacto entre este narrador y el interlocutor comienza a desarrollarse una dinámica perversa a través de la cual esta voz enuncia mandatos específicos que el interlocutor debe ejecutar. Este mecanismo parte del juego, en el que un personaje misterioso hacía de mediador entre miles de usuarios en un foro y les iba dando indicaciones que debían cumplir: debían superar 50 pruebas, siendo la última la autoinmolación. Quinto desarrolla con precisión las características de este líder malévolo que se comunica con la intencionalidad que requiere a cada momento su retorcido plan. Una voz neurótica y controladora que utiliza un lenguaje que tiene cierta claridad al principio y que se va trastornando a medida que avanza la comunicación, y que le sirve para persuadir a su oyente y llevarlo por un camino de perversa oscuridad.

«Quién o qué eres, somos. A saber» Ya desde el comienzo, entramos en una obra donde las certezas se tambalean. Hay un fabuloso trabajo de fondo que sirve como armazón técnico de la obra y en el que la dinámica cínica del discurso podría ser el eje fundamental. El narrador adopta en la historia una doble finalidad: por un lado, de carácter retórico, puesto que debe convencer, provocar y conseguir que ese interlocutor se implique emocionalmente en la historia; por otro, de carácter performativo, al implicar al lector en esa ecuación (como lectores no somos meros observadores sino que debemos implicarnos física y emocionalmente, y la lectura termina siendo una intervención de la realidad del relato). Creo que este viaje bipolar es una de las peculiaridades más asombrosas y bellas de esta obra.

Podríamos pensar que Quinto plantea el origen de la tristeza en la soledad. Vivimos en un mundo hiperconectado y, sin embargo, nunca hemos estado más aislados, más perdidos en nuestra pena. Como si todos fuéramos parias que han sido abandonados por su grupo, caminando por la vida con la leve esperanza de encontrar cobijo en una realidad más amable. Es esa herida la que llama peligrosamente la atención de quienes con cierta prepotencia creen tener las respuestas de la vida. Aquí está el punto de partida de este gran ovillo de lana que desteje Quinto con este libro. El mecanismo de persuasión amarra el lenguaje a las debilidades del interlocutor y lo convence de que la única forma de acceder a la verdad es a través del dolor. Subvertiendo la propuesta cristiana de la mística del dolor hacia una mirada atea y desconsolada, la voz propone que el mundo es una mentira y que la única manera de recuperar el control es mediante el sufrimiento: quebrar el cuerpo para recordar quiénes somos, cómo sentimos, y ritualizar así el daño a través de la autoflagelación. Leemos: «No necesitas a nadie. No les mires. No les hables. Mira sólo aquí».

Los límites del mundo

La idea de inestabilidad planea sobre toda la obra. Quinto la explora a través de la temporalidad superpuesta donde lo primigenio y lo contemporáneo, lo fósil y lo tecnodigital parecen servir de puntapié para la exploración de diferentes temas. Y, en esta volubilidad el yo también entra en conflicto. La disolución de la identidad en un mundo inasible es quizá el gancho para que el juego sea eficaz. La voz cínica dice: «Yo soy Voltaire en rojo y estoy aquí contigo». El mecanismo perverso avanza porque el interlocutor deja de estar solo, alguien lo está aceptando en su mundo y le permite formar parte de un ecosistema más amplio que él mismo: el fin de la soledad es un buen incentivo para cooperar.

La imagen de la ballena se nos aparece como una verdad sólida, que flota a la deriva pero que tiene una presencia contundente, un sujeto poético que desborda los márgenes del lenguaje y que articula la realidad con el mito. Un color que no existe pero que tiene nombre, un jugador que se desmarca de su propia vida para unirse a un extraño equipo de seres solitarios y vulnerables atraido por la sensualidad que alimenta el delirio. Todo es inestable pero la voz ofrece certeza, protección y eso la vuelve irresistible.

Ya lo dijo Wittgenstein: nuestra manera de conocer y entender el mundo no puede separarse del lenguaje. Por eso, la ficción importa; porque nos ofrece una contención precisa para indagar en las experiencias traumáticas o difíciles de comprender. Pero esa poderosa función del lenguaje también tiene su cuota de peligro. ¿Quién habla? ¿A quién le otorgamos la autoridad del discurso? Sobre estas dos preguntas flota La ballena azul de Raúl Quinto. Y siguiendo en esa línea: ¿qué es verdad? Estos tiempos complejos, donde la acumulación y la sobreestimulación son los dos motores que mantienen ese círculo maníatico del capitalismo, representan un desafío importante para quienes deseamos entender. Las herramientas tecnológicas en malas manos producen noticias falsas, realidades alternativas agotadoras y nuevas autoridades sin fondo.

Y en mundo donde la esperanza se agota y el miedo parece el motor de la vida, ¿cómo reconocer la verdad? No dejamos de hacernos esta pregunta. Nos asusta la posibilidad del vacío. Sin embargo, solemos conversar menos sobre lo que nos ha puesto aquí. Y de eso se ocupa Quinto. ¿No será que la realidad nunca fue estable y que en una era más analógica nos apoyábamos en certezas igual de fluctuantes y vacuas? La gran propuesta de este libro es la de pensar esa inestabilidad como un lugar desde el que partir y construir una nueva mirada sobre el mundo, propia, diversa, pensar en todas las caras de la mentira y también en las muchas verdades que hacen falta para construir una mentira. En esa extrañeza echa raíces el miedo pero también la esperanza.


Imagen de cubierta de «La ballena azul» de Raúl Quinto (Jekyll & Jill)
Una reflexión sobre la inestabilidad de los discursos

El relato en movimiento

Este temblor de cimientos también se percibe en la propia narración. La claridad del discurso de las primeras páginas comienza a resquebrajarse para dejar entrar otros registros, otras maneras de decir: retazos de crónica, testimonios, anécdotas y consignas informativas que incorporan episodios de violencia documentada. Algunos resultan más brutales que otros; la mayoría concluye en muerte. La realidad se tuerce, su relato se ramifica, pero el daño es real porque se practica sobre los cuerpos. El dolor persiste, la muerte permanece.

Encuentro también en La ballena azul una crítica social al presente (la ironía navega debajo de esa voz prepotente que guía el relato) que se plasma a través de un lenguaje sumamente moderno y de las fluctuaciones en el discurso. La cadencia de ciertos fragmentos, la forma en la que la voz se oscurece y entra en el territorio de las afirmaciones neuróticas, cierto estancamiento del decir... pero el lenguaje no deja de fluir, atropellado, veloz, satánico.

Uno de los rasgos más interesantes de la escritura de Quinto es la brevedad condensada, es decir, la búsqueda de la palabra precisa que, sin embargo, ofrezca cierto vuelo. Un lenguaje que, además, se adapte a la atmósfera de la obra. En este caso lo podemos percibir en esa picardía que va en aumento hasta alcanzar cuotas de intensidad y crueldad impactantes. Y quiero destacar dos aspectos que me maravillan: la fiereza sensorial del discurso que se plasma es imágenes densas y precisas y la manera corpórea de trabajar con las palabras. Gracias a ello consigue plantear una reflexión importante y valiosa de nuestro tiempo.

También me gustaría señalar esa forma en que avanza desde un lenguaje de cierta precisión realista a unas ideas más volátiles, casi superrealistas. Leemos: «Propongo mirar fijamente la oscuridad hasta que brote una brecha luminosa», que es como aquello de Pizarnik de mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos. El movimiento de la belleza a través del horror, vendría a ser.


Imagen interior de «La ballena azul» de Raúl Quinto (Jekyll & Jill)
Raúl Quinto firma un relato fascinante sobre la realidad inestable que vivimos

Código y naturaleza

La ballena azul es una obra difícil de encuadrar en una genealogía. Sin embargo, al leerla, podemos escuchar los ecos de la poética de Rilke, donde hay una búsqueda del fondo como revelación de la oscuridad, aunque quizás elaborada de una forma más catastrofista. También es imposible no pensar en esa idea de la sombra que planteara Jung. Pero me interesaría también pensar en esa intertextualidad que no tiene que ver con la conversación con obras literarias sino con textos contemporáneos: el grito humano en las redes, el discurso medio severo y tierno de los foros, la crónica periodística. La belleza en literatura también tiene andamiaje en la vida, viene a decirnos y mezcla con acierto el rango poético de su escritura con la tensión violenta de nuestro tiempo.

Podríamos pensar esta obra a mitad de camino entre la novela y el poema largo, con algunos atisbos de memoria política. Es, al final, una crónica tremenda de nuestro mundo, donde late el miedo de una especie que sangra y que se siente más sola que nunca. En este ejercicio de indagación encontramos también interesantes preguntas sobre el oficio de la ficción y las maneras en que la ficción ha ido reemplazando a la realidad hasta ser la verdad de los creyentes digitales. ¿Qué implicaciones tiene esto para el arte? ¿De qué manera el mundo de la posverdad afecta el trabajo creativo? Leemos: «El arte es la más real de las mentiras». ¿Lo es?

La ballena azul, su color idefinido, su imponente tamaño, su capacidad de comunicarse a través de un lenguaje codificado, el juego perfecto para el dolor. El texto adopta todos esos matices y termina siendo un perfecto y asombroso registro sonoro temporal. Raúl Quinto vuelve a sorprendernos reformulando el relato de terror, que está más vivo que nunca, y jamás ha sido más espeluznante.

Raúl Quinto nos visitará en la próxima sesión del Club de lecturas 'Identidades y lenguaje' que realizamos en Librería Áncora. El encuentro tendrá lugar el viernes 21 de noviembre a las 19.00. Aunque es un club gratuito es necesario apuntarse. No dudes en escribirnos a info@bestialectora.com para reservar tu plaza. ¡Te esperamos!

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