«La guerra» de Ana María Shua (Páginas de Espuma)

«La guerra» de Ana María Shua es un libro de microrrelatos que nos invita a pensar en las causas y consecuencias históricas de lo bélico.




«Quien no sea capaz de engañar y por tanto sorprender, nunca logrará sobresalir en el arte de la guerra, de la escritura». Lo dice Ana María Shua en su último libro La guerra (Páginas de Espuma), donde trabaja sobre la tradición de los conflictos bélicos y su lazo con la memoria histórica y cultural. Un libro de microrrelatos que no te deja indiferente.



Hacer la guerra o el amor


Si algo nos maravilla de toda la obra de Ana María Shua es esa capacidad de concisión sin olvidarse de las cosas importantes. A diferencia del trabajo de muchos otros microrrelatistas, en ella no sólo las ideas que dan vida a los relatos suelen ser profundas, necesarias y urgentes, sino que además en un lenguaje brevísimo consigue profundizar de formas imposibles sobre esos temas. En lugar de caer en el típico giro con redoble de tambores, tan propio de los microrrelatos y los poemas breves, ella aspira a dejarnos con un signo de pregunta y una reflexión universal. ¿Cómo lo hace? Eso ya no sabría explicarlo, pero leerla es una buena forma de intentar entender su aparato narrativo que en este libro aspira a explicarnos por qué «la historia de un pueblo es la historia de sus guerras».

En La guerra, por ejemplo, nos ofrece una búsqueda lucidísima en torno al tema: yendo de la tradición a la fábula (si hubiera alguna frontera entre ambas) y tratando de llegar a las razones que nos convierten en guerreros y fabuladores. Nos encontramos, entonces con la historia de nuestra sed de sangre, la vida detrás de la guerra, los guerreros, las razones que nos llevan a amar y a odiar, y otros numerosos temas y tópicos atravesados por una mirada que apela al oficio pero también a la sensibilidad para establecer una interesante conexión entre las razones para unirse a alguien y para hacer la guerra, para amar y para odiar: surgidas todos del mismo punto inconexo que nos forma. Es decir, el objetivo es siempre el mismo: la universalización, la búsqueda de una explicación que responda a eso que somos y no entendemos. Y cuando llega a ese punto reconecta con lo que somos para preguntarse si «luchar hasta la muerte ¿no es un despilfarro inútil?» sobre todo, teniendo en cuenta lo poco que dura nuestra vida.

La tradición bélica, desde las batallas épicas narradas por Homero hasta las actuales matanzas que nos convencen los países que son necesarias, pero envían a nuestros hijos a liderarlas, atravesada desde un lirismo sofisticado y un deseo de introducir ideas nuevas para las mismas cosas. No hay un derretimiento absoluto de la cordura, si los demás van a meterse en casa para hacernos la guerra, tampoco debemos ser ingenuos. Esta parece otra de las ideas que asalta alguno de los textos. «Si quieres paz, prepárate para la guerra», dice en uno de los microrrelatos. Pero lo que más maravilla de este libro es su aparente sencillez. Y miras fotos de la Shua y entiendes que en ella vida y literatura son lo mismo, y qué necesarias resultan en estos tiempos voces y miradas tan perspicaces pero sin el aura de grandeza.



En la cama y en la jaula


La guerra como arte, Leyenda de la Gran Guerra, Dioses y batallas y El guerrero perfecto son algunos de los textos que más me han fascinado, de los que tenemos mucho que aprender sobre la guerra y también sobre la literatura. Ana María Shua llega a nosotros con un libro escrito con la magia que la caracteriza, una profundización en la tradición épica y bélica y una guinda fabulosa: la invitación a pensarnos mejor desde la lucha, desde la literatura. «Se admira, se premia o se teme a los hombres capaces de matar a otros hombres, pero nadie cree en su palabra», Y aquí viene algo que me ha impactado de la forma: todo el libro puede leerse como un tratado sobre literatura, y un regocijo de lo que se ha escrito, se escribe y se escribirá, que siembra en nosotros la idea acerca de la pulsión bélica y la de la escritura: ¿no surgen acaso de la misma necesidad de trascender, de sostenernos en el tiempo, con nuestra descendencia?

«Cuando se pierde la guerra, siempre queda el circo», dice Shua en otros de los relatos. Y se apoya en la tradición, en la Historia y en los sofismas inventados para sostener la guerra como algo que encandila. Y como sin sangre no hay literatura, parece inevitable aceptar que lo que somos no podemos cambiarlo. Y eso que somos es un deseo de construcción lúcida, política y ordenada que está constantemente chocando con nuestra animalidad, lo que realmente somos. Pero lo describe mejor ella: «Fingimos con talento desear la paz, pero admiramos y endiosamos a los señores de la guerra».

«El truco es sencillo y todos los pueblos lo aplican: se trata de persuadir y persuadirse de que los enemigos no son realmente humanos, una falacia que nuestra inesperada presencia en la Tierra ha desmentido». Nuestras contradicciones, nuestras pasiones y nuestras ansias de libertad nos llevan a construir toda serie de artefactos físicos y mentales para sobrellevar una vida que no nos pertenece del todo. Nosotros somos el enemigo, siempre, incluso nuestro propio y peor enemigo. Ana María Shua ha vuelto con un libro extraordinario que nadie debería perderse, para reflexionar sobre esas cosas que damos por sentadas y revisar nuestro origen y nuestros miedos para construir mejores miradas sobre el mundo. Te invitamos a leer nuestro último capítulo de «Miércoles de Cuento» que la tuvo como protagonista.

LA GUERRA. ANA MARÍA SHUA. PÁGINAS DE ESPUMA. 2019

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