Pocos libros en la historia de la literatura han conseguido cautivar a tantas generaciones sin importar la época como lo ha hecho Jane Eyre. ¿Qué tiene la novela más popular de Charlotte Brontë que ha hecho posible que se convirtiera en una de las obras clásicas más leídas y adaptadas de la historia? Resulta difícil responder a esta pregunta, pero seguramente cualquier respuesta que queramos dar necesitará adherirse a términos como pasión y rebeldía, que forman parte fundamental del tejido de la obra. A través de esta lectura podemos experimentar la vida en el cuerpo de una mujer desclasada que desea aferrarse a su libertad cueste lo que cueste. Sin duda es una de las novelas clásicas más fascinantes de la historia.
La orfandad y el desapego
No me gustan las niñas preguntonas, Jane. Esta es una de las primeras frases que le dedica su tía Reed a Jane Eyre. Inmediatamente nos situamos en una casona aristocrática, gobernada por una señora con un mal carácter que ha quedado viuda con tres hijos y una sobrina a la que desprecia. Así comienza esta historia. Así conocemos a esta niña, cuya fuerza contra la tiranía de su tía y de las personas que la rodean, es el sobrecogimiento interior, donde la imaginación, los libros y el anhelo de un futuro distinto, le permiten creer que otra vida es posible.
La soledad es uno de los temas principales de la obra. No sólo a través de la lectura podemos reflexionar en torno al abandono desde la mirada de una niña que ha quedado huérfana y a cargo de unos parientes que la desprecian, sino que además, nos permite entender la dificultad que supone el entendimiento entre personas que tienen perspectivas vitales distintas.
En este punto, en esa soledad a la que se ve conducida a la fuerza por las circunstancias de la vida, sin embargo, Brontë también encuentra un poco de luz. Es precisamente ese desapego que siente Jane respecto a sus familiares, y que por un lado la sume en una tristeza honda, lo que le ofrece la posibilidad de vivir más allá de lo que la vida le muestra. La posibilidad de existir más allá de esa cruda realidad y de soñar con marcharse de esa casa de infelicidad para no regresar jamás. Por eso, cuando su tía le dice que será enviada a un colegio como pupila, ella no siente pena sino que finalmente ve la oportunidad de vivir una vida mejor.
El escenario perfecto para la rebeldía
Jane Eyre no trata como muchos creen acerca de la historia de amor entre Jane y Edward. A lo largo de mis muchas lecturas de la novela, siempre he visto que esta historia es un ingrediente casi secundario. Imprescindible como punta del iceberg, para que la novela haya alcanzado la visibilidad que tiene, pero no influyente respecto a los temas que la autora ha querido plantear. Brontë usa la historia para darle cierta amplitud a los temas que le interesan. En verdad es una novela de corte social y con ciertos toques intimistas, que apuesta por una mirada a la opresión de las mujeres, a la vida resumida de las institutrices y en el lado contrario, a la gran libertad de los hombres. En ese sentido, por el contraste de vidas que han llevado los protagonistas podemos permitirnos una interesante reflexión sobre la vida interior de su propia autora.
Hay un planteo interesantísimo en torno a las diferencias de clase y a las imposiciones sociales. Asimismo, Brontë dedica toda una parte del libro a referirse a los problemas sanitarios y a las dificultades para enfrentarlo de aquellas personas que no pertenecen a una clase acomodada. Podemos leer entre líneas numerosos fragmentos que nos permiten acercarnos a una especie de posicionamiento a favor de la sanidad pública y de la igualdad de posibilidades en el campo de la salud. Y esto no sólo lo entendemos en el plano de la salud física sino de la salud mental. Y no quiero profundizar más, para no desvelar nada significativo de la novela; pero cuando la leas, seguro que vas a entenderme.
Entre las cosas más llamativas de esta novela merece un capítulo aparte la forma en la que Brontë plantea sus consideraciones respecto al amor, las relaciones de pareja y las imposiciones morales en torno a la conducta social. Hay un rechazo contundente a las formalidades y las costumbres matrimoniales de la época. Y lo vemos tanto en la historia de Edward Rochester como en la propia relación de Eyre con John. Los planteamientos en torno a la importancia de sostenerse en la libertad si el corazón no llama es sumamente interesante y resulta hasta atrevida para la época en la que se publicó el libro; sobre todo, teniendo en cuenta que lo escribió una mujer.
Es posible que Jane Eyre sea una de las novelas victorianas más interesantes, detalladas y exquisitas que se hayan escrito. Y sobre este tema volveremos pronto porque creo que no se habla lo suficiente del carácter social de la obra de Brontë. Mientras tanto sólo resta decir que leerla es zambullirse en un territorio reflexivo que gira en torno a la libertad moral y a la fuerza de las pasiones. Y al hacerlo, ya no vuelves a ser la misma persona.
2 Comentarios
¡¡Holii!!
ResponderEliminarQuién no haya leído "Jane Eyre" al menos una vez en la vida, no sabe lo que es leer un buen libro. Lo leí por primera vez con 15 años y desde entonces lo leo todos los años. Y sin contar las adaptaciones que han hecho de la obra, la última hace unos años que me pareció preciosa, todo hay que decirlo.
¡¡Bsssos!!
¡Muchas gracias por tu comentario, Happy Drama Llama!! Sí, hay adaptaciones preciosas de este clásico. Y qué buena rutina lectora la de repetir esos libros que nos fascinan. Abrazo grandote.
Eliminar