«Intervalo» de Owen Martell (Entre Ambos)

«Intervalo» de Owen Martell es una novela bellísima acerca del duelo y su superación a través de la música.


«La vida cambia en un instante. Te sientas a comer y la vida que conocías se acaba de repente». Con esta frase se inicia uno de los libros más fascinantes que se han escrito sobre el duelo, El año del pensamiento mágico. En él, Joan Didion nos acerca la convulsa concatenación de sentimientos e ideas que le suceden a la pérdida. Pero sobre todo, nos muestra cómo la vida siempre sigue, avanza, no permanece inmóvil aunque lo que más desearíamos nosotros es que así fuese. Las obligaciones, las presiones de nuestros seres queridos para que nos levantemos, imponen sobre nosotros un movimiento que no es proporcional al que nuestro espíritu desea o necesita. Al leer Intervalo de Owen Martell (Entre Ambos Ediciones) no he podido evitar recordar a Didion, porque precisamente lo que se presenta y promete ser una biografía es en verdad la exploración del duelo que vivió Bill Evans, y su búsqueda de consuelo a través de la música. Una novela exquisita que nadie debería dejar de leer.


«Si Harry no pudo escucharlo improvisar esa tarde de junio era porque improvisar no era la palabra. Él hacía otra cosa, algo que ni siquiera era audible cuando tocaba Bill. Y ahora estaba muerto». La muerte del contrabajista Rocco Scott LaFaro es el detonante de Intervalo. El impacto que sobreviene a la repentina ausencia de alguien talentoso, joven y vivaz es un hecho rotundo que afecta a todos los que le rodeaban, incluso a aquéllos que no han tenido demasiado trato con él. La onda expansiva del dolor y la extrañeza. Ésa es seguramente la línea que sigue Owen para internarse en las formas de soportar (o no) ese vacío que se convierte en la nueva realidad. Y aunque este libro podría leerse como una biografía del pianista Bill Evans, pienso que lo más adecuado sería presentarlo como una indagación acerca de cómo la vida cambia (y nos cambia) cuando es atravesada repentinamente por la muerte.

Existen algunas grabaciones de Evans que son realmente imperdibles. A poco que una indague en YouTube puede encontrar presentaciones en vivo que son realmente extraordinarias. Había un fuego en sus manos, una realidad inmaterial que se transmitía a través de sus células. Sin duda el deseo de todo instrumentista es que percibamos algo así de su arte, como si el instrumento fuese una extensión de sus propias manos; no obstante, no es algo que podamos experimentar tan a menudo. Porque no es la precisión, no es la gracia, no es la interpretación, ni la forma de trabajar los silencios, sino una fusión de todas ellas con una mirada particular, que sólo el talento y la pasión musical pueden otorgar.

Al escuchar a Evans la música nos transporta. Y he pensado que esto quizá tenga algo que ver con lo que dice su hermano Harry cuando intenta describirlo. «Bill, frágil y macilento»; un hombre capaz de romperse de un segundo al siguiente, que nos transmite esa vulnerabilidad al interpretar. Entonces la música se convierte en espejo de un alma extraviada, que sólo ha podido hallar en la conexión con los sonidos y las figuras musicales una especie de redención, un refugio donde guarecerse del desastre. No he podido evitar reencontrarme con «Emily» y «Watz para Debby», que son seguramente sus dos obras maestras, y aprovecho para recomendarlas.

El primer trío de Evans fue en la infancia. Este detalle pasa desapercibido en la novela pero en verdad será sumamente significativo en la vida de Evans y en la relación de los dos hermanos. El primer trío: los dos hermanos y la madre; en el que se notará la capacidad de Harry para aprender y el talento natural de Bill capaz de irse de las imposiciones estructurales para llegar a otro plano, para jugar cara a cara con el piano y ser música en sí mismo. Esta diferencia entre los hermanos afecta notablemente su relación, y Martell se aferra a ella para mostrarnos el perfil de estos dos personajes. Constantemente podemos notar en Harry esa contradicción que va de la admiración, a la ternura y a la rabia; quizá porque en cierta medida le culpa de haber impedido que sus destinos estuviesen más ligados. En esta novela nos internamos en el centro de la relación, de los deseos frustrados y de las expectativas de una madre que lo ha dejado todo por criar a sus hijos, y que espera algo a cambio, la confirmación de que sus sacrificios han valido la pena.

«Deseó de una manera imprecisa no tener que hacerlo, su hermano podía arreglárselas por sí solo, como lo hacía él, por sí solo. Sabiendo al mismo tiempo que debía hacerlo, que lo haría, que iría hacia él». Harry intenta por todos los medios llegar hasta su hermano, conquistar ese territorio que la pena ha guardado para sí, mover las cosas de lugar, para ayudar a su hermano, pero el invierno del duelo y el dolor que se extiende sobre el ánimo de Bill son infranqueables.

En este punto aparece otro de los hilos fundamentales del libro. El arte como refugio y redención. Hay un camino de búsqueda y encuentro de Bill consigo mismo que se encuentra muy bien plasmado. Quizá Martell quiere explicar de qué forma consiguió Evans sobreponerse al dolor y superar el duelo: la música como espacio de curación, la música como refugio, pero también como herencia. "Ahí estaba su padre de nuevo, mirando cómo sus chicos iban a por ello, como su lo hicieran en su nombre". Esta idea atraviesa todas las relaciones familiares de Bill. La obligación de extruir el talento y de convertirse en la voz de su tradición.

Es también una novela sobre la frágil distancia entre lo que sucede y lo que vemos que sucede. Tenemos así la reconstrucción de una vida, la de Bill Evans, a través de todos los miembros de la familiar y podemos comprender cómo todos ellos depositaron en él el empeño del futuro. Si tú caes, de alguna manera caemos todos, todos nuestros sacrificios habrán sido en vano, todas las alegrías ya no podríamos rememorarlas, eso parecen decirle cuando intentan reactivarlo, imponerle el abandono de la pena. Las obligaciones de la vida, que diría Didion.

Algo que me ha resultado muy interesante es cómo según qué personje esté en primer plano, aunque no cambia el tipo de narrador, sí lo hace el tono. Y cada una de las historias, está vinculada a un concepto musical o idea relacionada directa o indirectamente con este arte. Del mismo modo, la forma en la que se va narrando, los tiempos e intervalos de la narración tienen que ver con el concepto de esa parte del libro. Y quisiera hacer un apunte especial para "Vigilia nocturna" que es la parte de la madre, porque me parece que es extraordinaria la forma en la que Martell consigue hilvanar los sentimientos de esa madre que, desde que ha tenido a sus hijos, se ha pasado la vida esperando algo, que ni siquiera ella sabe bien qué es. El reencuentro de Bill con ella y con ese refugio de ternura y severidad que ella le brinda, nos ofrece una experiencia lectora inolvidable.

Intervalo no es una biografía al uso. De hecho no me atrevería a calificarlo de biografía sino de una ficción con tintes biográficos. Se trata de una narración exquisita, sensual y emotiva sobre un hombre que ha nacido con un talento incuestionable y también sobre la posibilidad de perderlo todo y de perderlo por culpa de la muerte, por la incapacidad de superar el duelo. También es una explicación de por qué el jazz exige vitalidad y presente, porque siempre está en movimiento, y su fuerza reside en lo inverosímil.


En El año del pensamiento mágico, Didion utiliza el duelo para repasar sus sentimientos en torno a muchas cosas de la vida. Uno de los temas más interesantes tiene que ver con las expectativas que los demás tienen sobre ella. La forma en la que se ha ido formando su propia percecpícón de sí misma tiene que ver con las exigencias del mundo hacia ella. Esta idea la lleva a concretar que en el gesto de volver a nosotros mismos «descansa el genial y singular poder del autorrespeto». Quizá en ese viaje a casa de sus padres, Bill haya descubierto un poco de esto; su fuerza independiente y salvaje, la fuerza de la música imponiéndose a las estructuras y las exigencias sociales.

Sea como sea, su regreso a la música le permitió continuar explorando el jazz, dejándonos de rebote maravillosas piezas que todavía escuchamos como si fuese la primera vez, antes del duelo, antes de que el mundo se hiciera trizas. Esa forma de vivir como si todo lo que nos aguarda fuese lo que nos empuja me parece una forma bella de pensarnos. «Siempre es el siguiente bolo, la siguiente colaboración, la siguiente expresión del arte alcanzable». Que nadie se pierda esta novela extraordinaria.

INTERVALO. OWEN MARTELL. ENTRE AMBOS EDICIONES. 2019

2 Comentarios

  1. Suena muy apetecible. "El año del pensamiento mágico" es un libro bello, pero devastador. Si este es del mismo estilo, seguro que será una obra honesta y dolorosa.
    Un abrazo.

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    1. ¡Qué lindo tenerte por aquí, Rocío! :) ¡Gracias por pasarte! Sí, tienes toda la razón. La Didion es una destruye corazones, pero su honestidad y su lucidez te compensan. "Intervalo" se parece en cuanto a que trata el mismo tema pero la perspectiva es bastante distinta. Honesto y doloroso lo es, y mucho. Y estéticamente me ha resultado sublime. Ojalá que lo leas y te guste. Abrazote de vuelta.

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