«Frágiles. Cartas sobre la ansiedad y la esperanza en la nueva cultura», de Remedios Zafra (Anagrama)

«Frágiles» de Remedios Zafra (Anagrama) nos propone una reflexión sobre creatividad y capitalismo. ¡Imprescindible!

Remedios Zafra

Viajo a destiempo. Tardo mucho en entender el sentido de las cosas. Tardo mucho en pronunciar unas pocas palabras sobre algo. Llevo años escribiendo sobre libros y sigo asomándome a cada lectura con el mismo miedo y la misma fascinación de la infancia. A veces siento vergüenza por demorarme tanto en el ejercicio de mis responsabilidades. Por tardar tanto en desgrabar entrevistas y en reseñar novedades. A veces, tengo la sensación de que cuando comento novedades ya son parte de los libros que van desapareciendo. Porque el mundo del libro se ha subido a la rueda del capitalismo y cada vez los títulos tienen una vida más corta. Y qué rabia eso, ¿no? Escribo esto y vuelvo a la conmoción de la lectura de Frágiles. Cartas sobre la ansiedad y la esperanza en la nueva cultura, de Remedios Zafra (Anagrama), un libro fascinante sobre la retorcida relación que nos ofrece la realidad entre creación y trabajo. Vivir a destiempo debería ser una norma en todas nuestras individualidades; sin embargo, cada vez se vuelve más difícil sostener la quietud y el pensamiento íntimo, en un mundo que nos empuja al ruido y a la exposición. Estoy pensando en Laqueestapeor, en las sibilas que se asoman a estas páginas, con la inquietud latente de querer la felicidad pero sin estar dispuestas a pagar el precio tan alto que nos pide el sistema por ella. Lean a Zafra, por lo que más quieran.


Entre lo íntimo y lo político


De un tiempo a esta parte todo lo íntimo es político. No lo es desde el momento en que alguien sube su estado vital a una red social sino desde el momento en que otra persona desde su cuarto conectado le dice cómo debe vivir. Por eso, pensar desde la frontera de lo personal y político, como viene haciéndolo Remedios Zafra desde hace años es tan importante. En Frágiles la indagación va un poco más allá. Están los cuerpos adjuntos al devenir del sistema, pero también está la necesidad de un cambio, la esperanza, la búsqueda de una alternativa vivible.

En esa disyuntiva entre lo íntimo y lo público ha echado raíces un sistema que convierte lo propio en capital económico, que se vale de nuestra intimidad para construir un mundo donde sólo quien es visible existe. «No sólo estamos normalizando compartir públicamente vivencias y emociones, intimidad, relaciones y reconocimiento, sino su conversión en una nueva forma de capital al usarlo como base de intercambio público». Y ésta es quizá la realidad más invisible de las terribles consecuencias del sistema. No sólo se quedan fuera de él aquellas sociedades cuya situación económica les impide estar conectados en ese mundo que se vende como un todo igualitario, sino que también se quedan fuera aquellas personas que por diferentes razones no quieren o no pueden estar visibles.

«¿Qué me sujeta a este hacer que amo?» Esa pregunta difícil es la que nos propone Zafra como meta fundacional de nuestra búsqueda íntima. Una inquietud que debe llevarnos a un planteo profundo de nuestra situación laboral, de nuestra relación con nuestra creatividad y, sobre todo, de las concesiones que estamos haciendo para vivir insertos en un sistema abrasivo.

Una de las cosas más interesantes de este libro es que se lee como una larga conversación, entre la autora y una mujer misteriosa, entre la autora y las que nos hallamos conectadas y vivas, leyendo e interactuando, buscando respuestas a las preguntas de siempre. «Querida amiga», escribe Zafra, y son muchos los ecos de las destinatarias que estamos ahí. Pero sobre todo, lo que encontramos, lo que nos conmueve y transforma, es esa voz sólida que cuenta y pregunta, el discurso de una mujer llena de dudas, que ha vivido mucho y pensado mucho en lo vivido pero que, por encima de todo, es cuerpo sintiente. Por eso, al leerla, no descubrimos un estudio de nuestro tiempo sino una explicación íntima sobre aquellas cosas que todas estamos experimentando; pronunciadas desde un lugar cercano, desde un cuerpo herido y un espíritu deseoso de libertad y de encuentro colectivo. ¡Este libro reúne todos esos tonos de Zafra y nos ofrece una luz fulgurante!


Reseña de «Frágiles» de Remedios Zafra (Anagrama) en Bestia Lectora

Cuando el amor es trabajo


Escribimos porque amamos la escritura pero, en el mundo actual, la escritura es un método de explotación. Terminamos autoexplotándonos, por las necesidades de la época: ser parte de la rueda capitalista nos asegura subsistir y, según interviene Zafra, el posible cielo prometido, que no es otra cosa que una estabilidad económica o una cierta comodidad material, nos lleva a postergar el deseo en función del trabajo. Pensando en un mañana donde todo ese deseo acumulado encuentre su cauce. Pero no sólo queremos una realidad material mejor, «las personas también deseamos que nos quieran» y llevamos mal el conflicto. Y esto, muchas veces, nos lleva a tolerar acuerdos que no son nada beneficiosos para nosotras.

«El modo artístico parece haberse convertido en el patrón del nuevo modelo económico». Zafra nos propone una intensa reflexión, que está firmemente ligada a su libro anterior, El entusiasmo (Anagrama), pero que también nos recuerda a sus Ojos y capital (Consonni) (una de las reflexiones más brillantes en torno al capitalismo y la vida moderna). ¿Por qué trabajamos (tanto)? ¿Por qué aceptamos situaciones de explotación extremas y seguimos firmes, insistiendo en este hacer por pasión? Éstas son algunas de las preguntas que sobrevuelan esta lectura.

Leemos que el origen de Frágiles está en la búsqueda de esperanza. Una lectora de El entusiasmo criticó a la autora por plasmar con tanto detalle una realidad tan sórdida sin ofrecer hilos de luz. Aunque me cuesta muchísimo creer que alguien después de leer ese libro se quedara con una idea desesperanzada, este conflicto sirvió para que Zafra trabajara más en profundidad sobre el tema, volviera a las implicaciones del sujeto en el mercado y reflexionara también sobre los cambios que ha supuesto la pandemia para el mercado laboral. Este libro surge con un clarísimo empeño en esa meta de luz y al terminarlo, sin duda, el fogonazo es intenso, y se nos queda pegado al cuerpo. «Nadie podía imaginar que una vida tan drásticamente distinta comenzaría a una hora concreta de manera tan contundente». El golpe fue durísimo. Todo se paralizó. Sin embargo, el hábil sistema se levantó como un ave fénix, todavía más explotador, más consumista, reconvirtiendo los lazos íntimos en nuevas formas de explotación. ¡Cuidado con eso!

A lo largo de la lectura, tenemos un avance sobre la vida pública y los cambios que ha experimentado lo político en las últimas décadas. Zafra se enfoca principalmente en el plano laboral, en las transformaciones de lo íntimo cuando lo creativo se convirtió en blanco seguro para el capitalismo. Los mecanismos de autoexplotación lo exigen todo de nosotras: ser productivas las 24 horas del día. Eso no nos gusta, pero lo toleramos porque nos interesa el trabajo por lo que abre: «una vida más autónoma». Trabajamos por una promesa de bienestar que nunca llega (resistimos pensando que sí, que llegará) y nadamos a contracorriente siempre expectantes del futuro, dice Zafra. En estos tiempos trabajar es estar constantemente produciendo para esa rueda imparable. «Hacer mucho y llegar a muchos mantiene los ritmos de autoexplotación». Pero ¿cómo podemos culpar al que abandona su vida para sumirse a un trabajo que lo consume? ¿cómo podríamos en lugar de criticar al sistema poner el peso de la responsabilidad en las personas que toman esas decisiones? Eso se pregunta Zafra. Evidentemente, «no es fácil romper un vínculo que puede ser necesario cuando desaparecen los contratos estables».


Los tres libros de Zafra sobre creación y capitalismo

Tres luces para mirar el mundo


La primera gran luz de este libro está estrechamente vinculada a la pasión. En cuanto asomamos los ojos a esta lectura nos topamos con el entusiasmo, con la indescriptible sensación que provoca en nosotros el hacer creativo. ¿Cómo explicar que algo que nos cuesta tanto trabajo a la vez nos renueve y nos salve? «Amar un hacer como usted y yo amamos la escritura (...) que tanto nos hiere como nos salva», leemos. En un mundo hiperconectado y mercantilizado, sin embargo, el placer creativo es un arma de doble filo. Un capital que es condenado a la explotación. Las pantallas nos descubren una realidad en la que es «difícil que los sueños difieran de los escaparates» y sobreponerse a esa fábrica de yoes, abandonando la promesa de alcanzar un cierto bienestar material, es sumamente difícil. ¿Qué otra alternativa nos queda? Si a esto le sumamos que las personas también necesitamos que nos quieran, la absorción de ese vórtice hiperproductivo es implacable.

La segunda luminosidad de este libro está en la duda. «Todas las formas de la duda son formas que me interesan», escribe Zafra. Porque toda inquietud ya es una partida hacia algo mejor; al menos, es disponer el contexto para pensarse de una forma más positiva. «Querida amiga: ¿Podemos trabajar sin preguntarnos por qué trabajamos?», leemos. ¿Podemos pensarnos sin dudar de lo que estamos haciendo, sin plantearnos nuevas vías de contención y expresión? Pero la duda también sirve para pensar el cuerpo de otra manera. En esta marea productivo vamos sintiendo el peso de la explotación en el cuerpo: estamos conectadas a un cuerpo que expresa. «La ansiedad siempre viene con cuerpo adjunto», escribe Zafra. Y esto, que podría pensarse como algo negativo también tiene su don luminoso: el cuerpo nos avisa, insiste, nos quiere advertir de una posibilidad. «El cuerpo se desborda por algún lado cuando algunos sentidos se apagan» y la duda encuentra allí, en esa llamada de atención, una posible vía de escape. Una reconexión con nuestra fragilidad, con el ritmo de nuestra respiración, con el canto de los pájaros del parque, puede ser una manera asombrosa de anteponerse a esa ansiedad y de plantearse nuevas formas de mirar el mundo y de estar en ese mundo.

La tercera luz es la fortaleza para impedir que algo que amamos tanto se convierta en nuestra carga. «Saber que lo que escondidamente amamos o lo que nos duele está protegido en algún lugar íntimo nos da cierto poder sobre la vida». ¿Por qué no pensar que incluso si no tenemos las condiciones materiales que soñábamos, todavía está ese fuego: mientras escribimos el mundo nos pertenece y la realidad pierde un poco de nitidez? Quizá, el gran planteo de este libro es pensar cuánto de lo que ansiamos realmente nos hace falta, qué podríamos modificar en esta realidad para sentirnos mejor con nosotras mismas y de qué manera podríamos poner de nuestra parte para mostrar resistencia a ese sistema vil que quiere extraer de nosotras el máximo provecho, ofreciéndonos a cambio una realidad frágil y un sentimiento de culpa que nos lleva a la ansiedad y la desesperación?


«Frágiles. Cartas sobre la ansiedad y la esperanza en la nueva cultura», de Remedios Zafra (Anagrama)

La fragilidad que nos sostiene


Y siguiendo por ese camino es imposible no encontrarnos con la fragilidad de los cuerpos. La sobreexplotación produce desajustes terribles en los cuerpos. Durante años, confiesa Zafra, luchó contra sus dificultades de visión y audición, con tal de sostener su trabajo; no frenó para escuchar las necesidades de su cuerpo. Hasta que su cuerpo se quebró, dijo ¡Basta!, detuvo su hacer. «Querida amiga: Moriré cruzando un paso de peatones». ¿Podemos culparla? ¿Podemos culparnos a nosotras, que nos sobreexplotamos para cumplir con el destino que el mundo espera de nosotras? ¿No deberíamos pensarlo al revés y, de una vez por todas responsabilizar a las empresas y al propio sistema de consumo, visibilizando la precariedad en la que nos condenan a vivir?

Podríamos aquí ampliar la reflexión. En medio de la pandemia, las mujeres con familia han debido convertirse en empleadas a tiempo completo y madres a tiempo completo. Han tenido que teletrabajar, cuidar, limpiar y educar. «Que la movilidad tecnológica pueda usarse como excusa para facilitar que muchas mujeres sigan trabajando allí donde se espera de ellas que sigan cuidando». En este punto aterriza otra de las grandes inquietudes de nuestro tiempo, uno de los giros más retorcidos y peligrosos que ha dado el sistema: poner al patriarcado nuevamente al mando de las vidas privadas de las mujeres. Muchos de los efectos negativos de la pandemia son invisibles y debemos estar atentas para evitar que ciertas prácticas se asienten obligándonos a retroceder en libertades. Sobre esto también encontramos interesantísimas observaciones en este libro lleno de fragilidad y también de fuerza.

Finalmente, también necesitamos desconectar, cerrar los párpados, recogernos, como le gusta decir a Zafra. Jugar, pensarnos en esa intimidad donde no somos entes de producción sino seres deseantes que aspiran a disfrutar de la vida. Pese a que «El mundo tolera que trabajemos todo el tiempo pero no que juguemos todo el rato», tenemos que intentarlo. Abrir las puertas y ventanas de nuestra intimidad, no ya al mundo conectado, sino a la mano que aguarda en el mundo: cuerpo que ansía una conexión material y real.

Y me quedo con esta idea: «Los tímidos y lentos, como los entusiastas, somos carne de abuso y después de culpa». Recordarlo. Impedir que la rueda nos empuje a renunciar a nuestro placer lector o a nuestra pasión por la escritura. «Para conocer hay que saber prescindir. Sólo en lo que integra sombras y vacío puede generarse pensamiento». Necesitamos viajar a destiempo. Reconstruir una vida de palabras auténticas. Leer a Zafra puede ser un buen punto de partida. Esta lectura requiere nuestro tiempo y nuestro libre pensamiento. No se puede leer superponiéndolo a otras tareas. Sentarnos a leerlo. Pensar las palabras. Saborear el tono cercano y a la vez lucidísimo de Remedios. Y ahí, en ese rato de lectura descubrir la respuesta a la desesperación, la esperanza como baluarte. Evidentemente, no hay un lugar preciso donde podamos hallarla, como no hay un único camino a transitar (todavía). Pero lo importante, y creo que en esto se centra el gran legado de Remedios Zafra, es mantenerse siempre atentas a las posibilidades. «Pensándonos desde el afecto activo e insatisfecho de quienes viven con esperanza». Que nadie deje de leer este libro extraordinario.


«Frágiles», de Remedios Zafra (Anagrama)

FRÁGILES. CARTAS SOBRE LA ANSIEDAD Y LA ESPERANZA EN LA NUEVA CULTURA. REMEDIOS ZAFRA. ANAGRAMA. 2021

2 Comentarios

  1. Siempre es un placer leer ensayos de Remedios Zafra, con esa lucidez que posee.
    Un abrazo, querida Tes.

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    1. Querida Rocío, ¡qué lindo coincidir en el goce de leer a Remedios! Es una escritora fabulosa, tienes toda la razón. Te mando un abrazo grande de vuelta. Gracias por pasarte. :)

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