La literatura británica cuenta con una lista extensa de nombres inolvidables. Hoy nos centraremos en el de Vita Sackville-West.
Victoria Mary Sackville-West, más conocida como Vita Sackville-West nació en Kent el 9 de marzo de 1892 en el seno de una familia acomodada. Era nieta de Josefa Durán, una bailaora malagueña. Su lazo con su abuela fue sumamente prominente, sentía una verdadera fascinación por ella.
En 1913 se casó con Harold Nicolson y fueron una pareja peculiar: tenían un matrimonio abierto, algo muy poco frecuente en aquella época. Juntos tuvieron dos hijos y compraron el Castillo de Sissinghurst, que conserva todo el legado de la escritora y su vasto jardín.
Vita era bisexual y mantuvo varios romances con mujeres a lo largo de su vida. Las más conocidas son sus relaciones con las escritoras Virginia Woolf y Violet Trefusis. Otras relaciones que se conocen son las que mantuvo con Hilda Matheson, Evelyn Irons, Gwen St Aubyn y Mary Garman.
Vita Sackville-West falleció en Kent el 2 de junio de 1962.
La obra de Vita Sackville-West
Vita fue una reconocida poeta de su tiempo. Sin embargo también es autora de muchas novelas y su intercambio de cartas con algunas personas sumamente significativas de la cultura inglesa la convierten en un personaje ineludible para comprender el mundo victoriano. Sus cartas con Virginia Woolf han permitido conocer a fondo a ambas escritoras.
En la obra de Sackville-West podemos apreciar sus dos grandes pasiones: las flores y la libertad. A través de su escritura intentó dejar un legado de respeto e igualdad. En su escritura y en su vida fue una mujer valiente y dispuesta a todo con tal de no perderse. Sin lugar a dudas es una escritora que no deberíamos dejar de leer.
Uno de sus trabajos más importantes es «La Tierra», un poema largo con el que ganó varios premios y que la convirtió en una de las poetas más importantes de su generación.
Otras obras destacadas de Vita Sackville-West son Los eduardianos, Toda pasión apagada, Soledad y Pepita.
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