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La escritora Yohana Anaya Ruiz |
El panorama literario español está plagado de voces y hay una corriente de nuevas autoras interesante e imparable. En la entrevista de hoy os damos a conocer a la escritora Yohana Ruiz Anaya quien ha compaginado el arte de la escritura y la atención a los demás, poniendo en palabras experiencias recogidas durante sus numerosas experiencias de voluntariado. Esta publicación forma parte de un díptico especial: reseña + entrevista, que hemos preparado con la autora. La reseña (de Qualityland de Marc-Uwe Kling) nos permite conocer la visión lectora de Anaya Ruiz y aquí podemos profundizar en sus procesos de escritura. Espero que disfrutéis de ambas publicaciones.
Un estudio de nuestra relación con las casas a través de la historia de la literatura
P—Te has especializado en una literatura que expone la violencia de género y entre los numerosos proyectos en los que trabajaste se encuentran los libros Pájaros enjaulados y Las mujeres del Istmo. Háblame de estas experiencias.
R—Tanto Pájaros enjaulados como Las mujeres del istmo son recopilaciones de biografías de mujeres. En Pájaros enjaulados encontramos 40 biografías de mujeres de Honduras. El proyecto surgió porque fui voluntaria en la ONG Acoes y estuve viviendo en ese país durante dos meses. Allí conocí a mujeres con una enorme capacidad de resiliencia y fue, precisamente, hablando con una mujer sobre su vida, quien me inspiró para crear este proyecto. Pájaros enjaulados fue publicado con la editorial de la Universidad de Málaga y conté con la participación de varias ilustradoras que acompañaron las biografías con ilustraciones inspiradas en las fotografías que les hice a las entrevistadas. Por otro lado, Las mujeres del istmo surgió hace dos años en mi segundo voluntariado, en esta ocasión en Panamá con la ONG La escuelita de Chame. En él hay 12 biografías, también acompañadas de ilustraciones realizadas por diversas artistas sin ánimo de lucro puesto que ambos proyectos han sido benéficos. También está publicado con la editorial de la Universidad de Málaga.
P—¿De qué manera te influyeron estas experiencias?
R—Me han cambiado la manera de ver el mundo, de comprender a otras personas y otras realidades y a apreciar más las pequeñas cosas. Estoy deseando volver a repetir la experiencia (seguramente el próximo destino sea Perú).
P—¿Cuándo supiste que querías ser escritora?
R—Desde siempre. Escribí mi primer cuento, La jirafa que quería llegar a la luna, en sexto de primaria y desde entonces no he dejado de escribir. Es cierto que hay etapas en las que escribo mucho más que en otras, pero siempre tengo alguna idea en mente. Lo que no podía imaginarme es que con 18 años publicaría mi primera novela y estaría en la Feria del libro de Madrid firmando ejemplares. Fue una experiencia que jamás podré olvidar.
P—¿Qué lecturas conforman tu canon personal?
R—Leo absolutamente de todo. Lo que más me gusta es el thriller psicológico (Los renglones torcidos de Dios), la novela realista (Benito Pérez Galdós) y nuevas publicaciones como Panza de burro.
P—¿Eres una lectora asidua de poesía? ¿Qué autores clásicos y de nuestro tiempo te gustaría recomendar a nuestros lectores?
R—Sí. Me encanta sentarme en el sofá con una infusión, un lápiz y un buen libro de poesía. Ahora estoy acudiendo a muchos recitales en Teruel y siempre aprovecho para comprarle libros a los autores y así conocer nuevas voces. En la carrera, gracias a una conferencia, conocí al poeta Fernando Merlo. Él vivió (y murió) en Málaga y apenas tiene un libro publicado: Escatófago. En él, está incluido el poema “A mis venas” que me impresionó muchísimo porque habla de la heroína, droga que le provocaría una sobredosis que acabaría con su vida poco tiempo después. De hecho, fue el último poema que escribió.
P—Con menos de veinte años tenías dos novelas publicadas, La última lágrima y Mi reflejo. ¿Podrías contarnos sobre la temática de estas obras y cómo fue el proceso de publicación a una edad tan temprana?
R—El día que leí el correo electrónico donde me confirmaban que mi manuscrito había sido aceptado por una editorial de Madrid (Bohodón Ediciones) jamás se me olvidará: empecé a llorar y a llamar a todo mi entorno cercano, pero, como no podía hablar de la emoción, mi abuela llegó a entender que me habían robado un libro por la calle.
Tanto La última lágrima como Mi reflejo han sido publicadas con la misma editorial. Yo tenía escrita la primera, basada en un sueño que tuvo un amigo mío, y decidí mandar correos electrónicos a varias editoriales por si tenía suerte. Tenía claro que no me iban a seleccionar, pero me equivoqué.
P—A pesar de haber comenzado en la narrativa, en 2017 decidiste incursionar en la poesía. ¿Qué te llevó a explorar este género y cómo difiere tu proceso creativo al escribir poesía en comparación con la narrativa?
R—Aunque no publiqué poesía hasta mi tercer libro, es cierto que ya desde primero de la ESO escribía algunos pequeños poemas. De hecho, tuve la suerte de ganar ese mismo año el concurso de poemas de amor de San Valentín que se celebró en el instituto. Aquello me motivó muchísimo para seguir escribiendo poesía. En ambos casos uso la escritura para plasmar sentimientos o describir situaciones (normalmente injustas) que he visto o he vivido.
P—Tus vivencias como voluntaria han influido de forma contundente en tu escritura, ¿por qué? ¿qué vínculo encuentras entre la experiencia y la escritura?
R—Sí, porque ves otras realidades. En mi caso, mi formación como Periodista y como Filóloga se ven entrelazadas en este tipo de experiencias: la necesidad de denunciar las injusticias de las que fui testigo se apoyaron en la formación de Filología para poder plasmarlo en forma de biografías.
P—Actualmente ejerces como profesora de Lengua y Literatura en un instituto, ¿has dejado aparcada la escritura o compaginas ambas facetas? Como escritora, ¿qué cambio quieres conseguir al enseñar literatura?
R—Pese al estrés de mi primer año dando clases en un instituto público y ser opositora, no he dejado la escritura de lado. Ahora escribo algunos poemas para la Poetry Slam que se celebra mensualmente en el bar Luvitien y donde nos reunimos para compartir nuestros escritos. Este amor por la literatura intento (espero estar consiguiéndolo) transmitírsela a mis alumnos. Les pongo ejemplos, contacto con escritores por Instagram para que compartan sus textos y nos manden vídeos hablando sobre ellos, les leo poemas y fragmentos de obras curiosas como Panza de burro…
P—
¿Cómo ves la relación de los jóvenes con la lectura?
R—Mal, pero no pierdo la esperanza. Las redes sociales están haciendo muchísimo daño a la capacidad de concentración de los jóvenes y eso se nota en clase y en el uso de su tiempo libre.
P—¿Formas parte de algún club de lectura? ¿De qué manera piensas que estos proyectos colectivos en torno a los libros pueden ayudar a fomentar la lectura en las primeras etapas de la vida?
R—Ahora mismo no porque no tengo tiempo (además de dar clases estoy preparando las oposiciones), pero sí he estado en algunos y la experiencia me encantó. Conoces a personas muy interesantes que te dan otro punto de vista sobre la obra que, quizás, no has visto y ese hecho te abre un mundo de posibilidades que me encanta.
P—¿Qué proyectos literarios tienes en mente para el futuro cercano? ¿Hay algún género o temática nueva que te gustaría explorar?
R—Aún lo saben muy pocas personas, pero estoy inmersa en una nueva novela. Hacía años que no escribía una, pero en verano me surgió la idea y cuando tengo algo de tiempo y energía me pongo a escribirla a mano. Sí, intento no escribir directamente en el ordenador, sino que primero lo hago en una libreta y, después, lo paso a un Word.
P—Como alguien que comenzó a escribir y publicar desde muy joven, ¿qué consejos ofrecerías a quienes desean iniciarse en el mundo de la escritura y la publicación?
R—Que lean mucho, ¡muchísimo! Antes de escribir es necesario haber leído mucho, tanto para la creación de mundos y personajes como para evitar numerosas faltas de ortografía que dan muy mala imagen al editor o al lector. Y si quieren publicar, primero que registren su obra y luego la manden a editoriales. También recomiendo que hablen con algún autor de la editorial donde quieren publicar porque muchas veces te llevas sorpresas.

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