«Patio de recreo», de Richard Powers [Traducción de Teresa Lanero] (AdN Novelas)

La novela que protagonizará nuestro próximo Club de Lectura en Málaga.

Portada de «Patio de recreo» de Richard Powers, traducido por Teresa Lanero (AdN Novelas)
En Makatea un sueño puede conducir al desastre

Después de El clamor de los bosques parecía imposible volver a disfrutar de una experiencia de lectura tan intensa. Suele suceder que una obra magna sea también una maldición para quien escribe. Le pasó a Milan Kundera con La insoportable levedad del ser y a Zadie Smith con Dientes blancos. Pero no ha sido el caso de Richard Powers quien, después de la magnífica novela que le hizo ganar el Pulitzer, no ha dejado de publicar obras inmensas e inolvidables. Y acaba de firmar una nueva: Patio de recreo (traducida a nuestra lengua por Teresa Lanero para AdN Novelas), que viene a confirmar su liderazgo como uno de los grandes narradores estadounidenses contemporáneos. Con acierto y delicadeza Powers ha vuelto a poner en nuestras manos una obra de ingeniería literaria y sensibilidad que puede contenernos, explicarnos y conmovernos.


Powers indaga en las nuevas formas de colonización que amenazan la supervivencia de estilos de vida comunitarios y sostenibles a través de una fábula preciosa.

En todas las novelas de Richard Powers podemos apreciar dos cosas que confirman cada vez la desbordante sensibilidad de este escritor: la necesidad de volver a los mismos temas, con la obsesión de quien sabe que se le ha escapado algo (el libre albedrío, la intromisión de la I.A. en la vida humana, los vínculos extraordinarios entre ciencia y poesía) y su espíritu humanista, que le lleva a atravesar dichos temas de una manera amplia y diversa. No es Patio de recreo una excepción; de hecho, es más bien la consumación de una línea de pensamiento clara, donde la duda está en el centro y las respuestas son menos importantes que las preguntas. Antes de avanzar en la lectura me gustaría hacer un brevísimo comentario sobre la traductora. Teresa Lanero ha traído a nuestra lengua algunas de las novelas más importantes de Powers, comenzando por su obra fundamental, y ha conseguido un estilo absolutamente distinguible que unifica toda su obra en español. Esta unicidad creo que juega un papel fundamental en la importancia y singularidad que este autor ha alcanzado entre los lectores de nuestra lengua.

Sabemos que todas las preguntas importantes nos obligan a volver al origen y por eso, intuyo, Powers se apoya en la idea de origen mítico de la diosa Ta'aroa para enhebrar esta historia. En este origen se desentraña el desarrollo y el final en una novela cuyo motor es la pulsión contradictoria y poderosa de las dos grandes fuerzas de la vida: Eros y Thánatos. ¿Podría un sistema artificial llegar a entendernos mejor que nosotros mismos? Ésa es quizá la gran pregunta de esta historia. Aquí, la inteligencia artificial funciona como un espacio de expansión del propio deseo creativo y, al mismo tiempo, un vehículo estimulante para superar el duelo. Pero también, una amenaza ontológica, pone en funcionamiento una inquietud más amenazante, al convertirse en la posibilidad de convertirse en el horizonte definitivo de la vida humana, al menos de la vida humana conocida. A través de la experiencia de Keane, Powers nos invita a hacernos preguntas sobre los límites creativos y nos impulsa a preguntarnos ¿Qué sucede cuando el juego deja de ser juego y se transforma en sustituto de la vida? Y, por otro lado, cuando la creación adquiere autonomía, ¿quién puede predecir el destino? «Todo el mundo tendría tanta riqueza y poder que no sabía qué hacer con ellos. Ese era el objetivo. Esa era la condición para ganar el juego. Nunca se me ocurrió que también podría ser la condición para perderlo». Este fin conocido se alimenta de las nuevas formas de colonización en contraposición a las formas de salvación o de nuevo nacimiento que incuba el océano.


Portada de «Patio de recreo» de Richard Powers, traducido por Teresa Lanero (AdN de Novela)
Teresa Lanero ha traducido al español gran parte de la obra de RIchard Powers

Patio de recreo es, al mismo tiempo, una fabulosa elegía naturalista y una inquietante pregunta sobre los límites de la conciencia y la ambición de inmortalidad. Toda la trama gira en torno a las diversas formas que encontramos individual y colectivamente (a través de la política, la ciencia y las artes) para evadirnos de ese final que tanto nos aterra, la muerte. «Todo comenzó con la quietud y la espera», leemos. Partiendo así de la cosmogonía polinesia, Powers retoma la figura de Ta'aroa como origen del universo y la pone en el centro del relato. Ta'aroa surge del vacío primigenio y, desde dentro de una concha, crea el mundo, los dioses y los seres humanos a partir de su propio cuerpo. Ese huevo da origen a un relato estructurado en torno a cuatro personajes, cuyas historias se articulan en tres hilos narrativos claramente distinguibles. En el principal tenemos a Todd Keane y Rafi Young —dos amigos sentenciados por pertenecer a clases sociales distintas y por las fricciones que el racismo estructural provoca entre ellos; pero, de alguna manera, también unidos eventualmente por situaciones adversas proyectables y por la pasión por el ajedrez y el go—.

La manera en que se va introduciendo en el relato el desarrollo de la complicidad y de la fractura, es brutalmente acertada. Es el propio Todd, a quien acaban de diagnosticarle demencia de cuerpos de Lewy y ve su vida de programador exitoso desprenderse de su arraigo y comenzar a fracturarse, quien se apropia de la narración para adentrarse en su memoria dirigiéndose a un "tú" vaporoso y conduciéndonos a un mundo interior lleno de abismos. Keane ha desarrollado una plataforma denominada precisamente «Patio de recreo», que funciona como una especie de ludópolis: una ciudad para intercambiar datos, opiniones y divertirse. En torno a este proyecto y a la vida de Todd gira toda la trama de la novela. Toda acción tiene su consecuencia, desde que Ta'aroa rompió el huevo, es una de las lecturas que posibilita esta novela. «Fuera, todo era silencioso y tranquilo. Y Ta'aroa vio que estaba solo. Observó que averiguaban cosas y eso le encantó». Desde ahí se va estableciendo una pregunta sobre nuestra naturaleza que conduce inevitablemente a una pregunta sobre el futuro. ¿Será la I.A. quien nos lleve a la extinción? A través del relato, Powers indaga en las nuevas formas de colonización que amenazan la supervivencia de estilos de vida comunitarios y sostenibles; y lo hace a través de una fábula preciosa sobre las formas de salvación que encontramos en el juego y el arte.


Portada de «Patio de recreo» de Richard Powers, traducido por Teresa Lanero (AdN de Novela)
Una novela fascinante sobre el progreso y las nuevas estrategias colonialistas

Richard Powers se sirve de la experiencia de Todd Keane para visibilizar la paradójica situación que debe enfrentar uno de los hombres más poderosos del mundo ante la posibilidad de perder lo más preciado que le ha acompañado toda la vida: su capacidad de pensar. Con un manejo fabuloso de la analepsis, la voz principal se tuerce sobre el pasado y deja entrever cierta confusión a través de una voz desmemoriada, contradictoria, inconstante, que llega a hacernos dudar de la veracidad de los hechos. Un narrador del que nunca podemos fiarnos del todo. Me parece que esta fragmentación representa una analogía perfecta de nuestro tiempo, caracterizado por la memoria líquida, que tanto se acerca a la naturaleza del océano, donde los acontecimientos se solapan, se agolpan, se organizan de una forma desordenada. A su lado pone un personaje acomplejado por la fisura del racismo estructural: Rafi Young, un joven que tendrá serias dificultades para distinguir entre amigos y enemigos y a quien le costará encontrar un camino de paz en un mundo cada vez más polarizado. Juntos idearán Patio de recreo pero, mientras Todd asciende hasta convertirse en uno de los programadores más destacados del surgimiento de Internet, Rafi confiará su destino a la palabra y a la literatura, perdiéndose entre su severa autocrítica y su rechazo a la institución clasista y racista del lenguaje. La amistad gestada durante la infancia gracias a la pasión de ambos primero por el ajedrez y más tarde por el go se verá agrietada cuando aparece en escena Ina Amonita que hará tambalear los cimientos del vínculo, o dejará en evidencia la debilidad con la que ambos han sostenido ese lazo a lo largo de los años.

Makatea, una isla olvidada después de haber sido expoliada. La segunda imagen que la novela nos ofrece, el segundo hilo narrativo, nos sitúa en el presente. En pleno siglo XX llega a esta isla —en proceso de reconstrucción después de que el colonialismo arrasara con la exuberante vida que tuviera en otro tiempo— la noticia de un nuevo proyecto que traerá progreso pero que, al mismo tiempo, supondrá un alto coste ecológico. Los integrantes de la isla deberán votar para aprobar o desestimar esta inversión colonialista. La posibilidad de tener un sistema educativo y de salud autónomo es tentadora, pero algunos habitantes, que conocen demasiado bien lo que el hombre blanco es capaz de hacer, se resisten a la idea de dejar entrar nuevamente al enemigo en su patio. «Makatea ayudó al Homo Sapiens a dominar el planeta, pero durante el proceso la isla se consumió. Todo el mundo necesita comer, pero poco siente es consciente de quién pone la mesa», dice uno de los personajes. Las formas sutiles de control que teje el colonialismo y sus consecuencias son dos de los ejes que lideran el curso de la historia. La tensión entre la luz del progreso y la devastación del medio ambiente se ve protagonizada por Rafi, Ina y Evelyne Beaulieu, una submarinista y oceanógrafa inspirada en la figura de Sylvia Earle. ¡Y qué homenaje hermoso a esta inmensa científica!


La voz principal se tuerce sobre el pasado y deja entrever cierta confusión

El tercer hilo narrativo lo guiará precisamente la historia de Evelyne: su descubrimiento y fascinación de los misterios del océano y la dedicación permanente a su estudio. Este personaje es fundamental puesto que a través de él el autor ofrece un homenaje a todas las mujeres silenciadas por el patriarcado, que no pudieron ejercer o que debieron hacerlo en las sombras. En el caso de Evelyne la acompañamos a lo largo de una vida que es una alargada lucha contra la injusticia de verse desplazada de los espacios de investigación y creación que se había ganado con sus propios méritos. La fascinación por el mar y la vida en las profundidades es, sin embargo, un motor intenso que la llevará a sobreponerse a todas las dificultades hasta hacerse escuchar. «El mar absorbía toda su esperanza y su emoción, todo su pánico, su dolor y su amor en un lugar mucho más grande que cualquier cosa humana», leemos. Evelyne Beaulieu es hija de un ingeniero que ha trabajado en el desarrollo de la primera escafandra autónoma y a quien leemos como responsable de su fascinación por la inmersión puesto que fue quien la arrojó «al agua con la simple esperanza de que ganara confianza en sí misma», sin saber que le estaba cambiando la vida para siempre.

Mientras la remembranza de Todd se aparece de una forma intimista, por momentos con formato de diario, de carta o de memoria, y por momentos con la intensidad del flujo de consciencia, los otros dos hilos narrativos se apoyan en una tercera persona que ofrece cierta distancia objetiva pero que presenta la fluidez interior que caracteriza toda la obra del ganador del Pulitzer. Fuera pero dentro. Lejos pero cerca. Una vez terminada la historia no podemos dejar de sentir junto a nosotros a cada uno de estos personajes fabulosos. Podríamos decir entonces que a simple vista tenemos dos planos bien definidos que convergen y permiten que averigüemos la amplitud de un mundo diverso. El resultado es una novela fascinante que nos anima a pensar que lo más hermoso y exuberante también ha surgido de la carencia. «El mundo, con todo su contenido brillante y sorprendente, se había creado a partir del aburrimiento y el vacío». Sin duda, en estos tiempos de brutal calamidad cabe preguntarse por la posibilidad que habita en el centro del huevo. Powers evita la polarización y ofrece una fábula extraordinaria sobre el deseo, la amistad y la incomprensible magia y capacidad de la naturaleza para renacer.

Teresa Lanero visita nuestro club de lectura

El próximo 10 de junio, recibiremos en el Club de lectura «Identidades y lenguaje» a Teresa Lanero, traductora de la novela Patio de recreo. Te invitamos a apuntarte y venir a conversar con nosotros sobre esta fascinante novela. El encuentro es a las 19.00 en la Librería Áncora de Málaga. Envíanos un correo a info@bestialectora.com
Los grandes novelistas consiguen que te enamores de cada uno de sus personajes (o que los detestes con la misma intensidad). En esta novela encontramos personajes muy diversos pero todos con algo que nos atraviesa. Me ha resultado fascinante la inquietud de Evelyne, su desenfrenado deseo por entender la naturaleza humana y, al mismo tiempo, sentir tanta apatía con los de su especie. Incapaz de comprender la ambición que los lleva a sumergirse para entender de qué manera alcanzar el infinito del cielo («¿Por qué utilizaban el mar para planificar viajes espaciales? Ere era el viaje»), intenta hacerse una con la naturaleza marina y comprender el abismo compartido. Por otro lado tenemos a Ina, que se encuentra atravesada por las posibilidades que ofrecen los materiales desechados: «¿Siguen siendo basura las cosas cuando la vida empieza a usarlas?», se pregunta. Rafi, en otro ángulo, aprende a tiempo que jugar es vivir y que «el juego de la vida se ganaba simplemente jugando», mientras que Todd se aferra a la vocación como una forma de venganza. «Trabajé por amor, por puro placer, como de pequeño cuando programaba para escapar del infierno de mi familia y sacar algo bueno de la nada», leemos. Y unas líneas más tarde: «Una parte de mí se estaba vengando de quienes me habían dado por muerto». El mapa de personajes es amplio y los vínculos que se establecen entre ellos, también.


Esa idea de felicidad se renueva ante la lectura puesto que la pluma de Powers es tremendamente cercana y visual.

Es interesante el discurso realista pero no catastrofista de Powers. Hay aquí una interesante reflexión sobre las múltiples formas de violencia con las que hemos ido modificando el planeta pero también, y en contraposición, como un canto de luz, las muchas maneras en que la naturaleza ha conseguido convertir nuestra basura en abono, en sustrato para la vida. «Los restos de guerra habían sembrado el mayor criadero de especies marinas que había visto jamás». Richard Powers describe con detalle y maestría la vida en las profundidades, y es un verdadero y alucinante viaje; donde la luz no llega, la vida se abre camino. Al terminar la lectura dan tremendas ganas de volver a aquella obra de Costeau que marcó la pasión de muchos de nosotros por la vida subacuática, El mundo silencioso, porque, en última instancia, esta novela es también un homenaje a aquel oceanógrafo que se esmeró por inculcarnos la importancia de proteger los océanos.

Se me ocurre, como apunte final, que esta novela procura hacernos ver la importancia real que tienen las cosas a las que no damos importancia. Un personaje que evoluciona suspira al descubrir que «La felicidad era tan simple... Sólo había que quedarse quieta y mirar». Esa idea de felicidad se renueva ante la lectura puesto que la pluma de Powers es tremendamente cercana y visual. Mientras nos sumergimos con Eveline nos detenemos frente a una pantalla de cine y vemos con absoluta claridad el fondo del océano, la vida feliz y pícara de las rayas, las piruetas sexuales de los corales, y la importancia de la luz en la elección de las palabras. Nos adentramos en el corazón de la vida salvaje que generalmente pasa desapercibida frente a nuestros ojos y chocamos con su inquietud. Con Eveline entendemos que la vida tiene un poder incontrolable que no seremos capaces de explicar y que, sin embargo, se nos muestra, podemos tocarlo y dejarnos embriagar por su belleza. «He visto el incesante motor, el incontable plan maestro de la vida, y nunca tendrá fin». ¿Quién puede resistirse a realizar este viaje inmersivo hacia el corazón del sueño?


Portada de «Patio de recreo» de Richard Powers, traducido por Teresa Lanero (AdN de Novela)
PATIO DE RECREO. RICHARD POWERS.
TRADUCCIÓN DE TERESA LANERO.
EDITORIAL ADN NOVELAS. 2025.

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