«La juventud no acaba con la edad / sino con la certeza de algún daño».
Este fragmento pertenece a un poema de Andrés Neuman que me parece lucidísimo. Y lo traigo, y creo que viene a cuento, o a poema, porque vivimos en una época en la que se sobrevalora la edad y poco la profundidad, lo que se esconde debajo de la piel. Y esto, llevado al terreno de la difusión literaria, hace que ciertas promesas estén por encima de aquellos autores que ya tienen su trayecto y su oficio. Por otro lado, si seguimos en la línea de Neuman, «Un joven no es piel tierna / ni una fuerza infinita, sólo es alguien / que en el fondo de sí se siente intacto». Es interesante rebelarse contra las tendencias y me parece más importante pensar la juventud como la posibilidad de transformación. Por eso en verdad los poetas que aquí presento no son jóvenes ni hombres intactos, sino todo lo contrario, poetas transformados a través del lenguaje en voces. Cuatro autores cuyas poéticas renovadoras, buscan darle una vuelta de tuerca a las cosas, y que, por otra parte, estoy segura de que podrán iluminarte en estos tiempos de oscuridad.
Diego Medina Poveda
En su último poemario Todo cuanto es verdad, Diego Medina Poveda trabaja con la idea de movimiento interior y exterior de una forma fabulosa. «En todas las mudanzas se nace y resucita». Con frases como ésta, va hilvanando una poética que se apoya en el tema de la mudanza, con sus vacíos y extrañezas, como si fuese un lienzo sobre el que se pintan los colores de la vida.
Algunos de los temas sobre los que reflexiona son el ruido, la superficialidad y las convenciones sociales, y lo hace desde una mirada muy lírica que no se desprende, sin embargo, de la materialidad de la vida. Al leerlo descubrimos sus muchas lecturas, y una gran capacidad para entender lo que dijeron otros y otras antes, y ahora.
Apoyarse en la tradición para ir hacia el sentido de las cosas desde una nueva perspectiva, ésa parece su intención. Y todo eso para indagar en el sentido que yace debajo de todo, la verdad, y lo que hay de ella en nuestra identidad y nuestras pulsiones vitales. Una lectura que seguramente servirá para iluminar mejor nuestro camino en estos tiempos difíciles que corren.
Ángelo Néstore
Hágase mi voluntad es el título del último poemario de Ángelo Néstore, que supone una antioración contra la censura y la sangre clerical, de ostias y vino consagrado. Una lectura interesantísima para rebelarnos contra el mundo de los hombres, con armas y palabra.
Encontramos aquí poemas contra la violencia del sistema y una pregunta interesante en torno al origen de esa violencia y del mal que impregna de dolor nuestras calles.
Caben en este libro frases como «Un nicho es la utopía perfecta: / sin hombres y mujeres, / todos extranjeros», donde el vacío es el único espacio posible de redención, única posibilidad de sobreponerse a la injusticia del sistema. Es éste un poemario maravilloso que no dejará a nadie indiferente.
Tomás Cohen
La poesía de Tomás Cohen se caracteriza por contar con un tono sofisticado que puede gustarte o no pero que denota un gran trabajo de fondo. En su libro Un árbol de luz íntima (Ediciones Bastante) Cohen se apoya en una estética minimalista que es atravesada por la rabia de la infancia y que viaja en zig zag del presente al pasado en busca de sentido.
Se trata de un poemario que apela por la recuperación de la luz interior que se ve aplastada por la imposición de la vida adulta, y trata de ir detrás de los juegos de infancia para recuperar el brillo por la vida.
Es éste un poemario lleno de sutilezas y de ideas que entroncan con la poesía de Blake y llegan a nuestra casa gracias al trabajo de la editorial chilena, Ediciones Bastante. «Dentro de la casa hay otra casa», dice Cohen, y reconstruye desde ese espacio sólido un viaje a la memoria interior. Entre los muchos aciertos que presenta, la idea de casa como de mente que se va llenando de muros y de utopías me ha resultado absolutamente interesante.
Mariano Peyrou
Posibilidades en la sombra es el último poemario de Mariano Peyrou, un libro extraordinario sobre los límites de la realidad y sobre las formas de mirar el mundo y entenderlo. A través de un largo poema, hábilmente compuesto para que al leerlo se viva como un viaje, Peyrou reflexiona sobre la belleza, el dolor, el amor y el desamor, la muerte y la sorpresa, con un lenguaje exquisito que te transforma profundamente.
Lo que mas me gusta y me obliga a volver a este libro es la forma en ka que Peyrou plantea la multiplicidad de formas y caminos que existen en la percepción. Dice, «Pero tal vez donde tú ves una montaña, / yo vea un río; donde tú ves un dolor / leve, yo vea una promesa».
Este libro así como otros de Mariano nos invita a pensar el mundo desde otra óptica y a mirar el lenguaje como una indagación de la pulsión y la palabra. Que nadie se lo pierda.
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