La influencia de Juan Marsé en la literatura contemporánea

¿Quién fue Juan Marsé? Seis autores españoles nos lo cuentan.



La influencia de Juan Marsé en la literatura contemporánea

Marsé nos enseñó a ser nosotros mismos. Nos guió para saber observar en el pasado los hilos que conducen a este presente exacto. Nos mostró una Barcelona que desconocíamos. Nos contagió esa fe ciega en la ficción. Nos dejó una obra clásica y a la vez eterna. Marsé resulta simplemente ineludible. A través de la mirada de Antonio Soler, Gema Nieto, Eva Losada Casanova, Antonio Orejudo, Pilar Tena y Juan Vico vamos a intentar recorrer la herencia de Juan Marsé y su importantísima influencia en la literatura española.


Soler: «Marsé nos enseñó a ser nosotros mismos»


Leer a Juan Marsé es internarse en el corazón de la literatura española. Su influencia se extiende incluso sobre aquéllos que aseguran no haberle leído: es evidente que supo marcar un hito en la literatura, donde los héroes son hombres y mujeres perdedores y la sensualidad reside en la posibilidad de huida más que en el canto. Y en esa forma de observar la vida y volverla literatura supo darle prioridad a la cercanía con el lector. Lo dice Antonio Soler con más belleza que yo:

«La cuestión clave, desde el punto de la influencia no está en la concepción técnica de sus novelas, que me parece magnífica y muy variada, siempre buscando nuevas fórmulas para regresar al mismo mundo y redescubrirlo casi siempre con acierto y mayor profundidad. Lo que más me impactó de Marsé cuando en 1982 leí "Últimas tardes con Teresa" fue la cercanía, algo que ya mencionó Eduardo Mendoza al hablar de Marsé: Nos enseño a ser nosotros mismos».

Mi querido Antonio Soler me ha hablado mucho de Marsé. Fue él quien me lo mencionó una primera vez y me invitó a leerlo. Por eso, y por su amistad con el escritor de Barcelona, quise que estuviera aquí. En su novela más reciente Sur (Galaxia Gutenberg) Soler nos muestra mejor que nunca y con una insistencia estilística el interior de sus personajes —la verdad de la ficción, que diría Sergio Chejfec—, y construye una historia coral con sonido envolvente. Es una novela fascinante, llena de registros que se cruzan y con una fuerza narrativa brutal. Antonio comparte sin duda con Marsé la genialidad y la revelación de la fantasía en la novela. Cuando hace unos meses presentamos la reedición de "El nombre que ahora digo" hablamos sobre Marsé también, por su capacidad para contarnos la guerra desde la vida. Ahora que le pregunto por él Antonio dice que su gran enseñanza ha sido demostrarnos que el material de la escritura está aquí y ahora.

«Las novelas, nuestras novelas, lo que queríamos escribir no estaba en mundos lejanos ni había que alimentar artificialmente la imaginación para encontrarlas. Estaba a nuestro lado, lo llevábamos encima. Mirando con atención, eligiendo cuidadosamente la óptica desde la que mirar podíamos crear un mundo narrativo».



Nieto: «Marsé escribe sobre el origen de lo que nos atormenta»


Leer a Marsé es indagar en aquellos temas a los que volvemos obsesivamente. Lo dice Gema Nieto. He querido que ella estuviera aquí porque es otra autora preocupada por la memoria histórica. De hecho, en su novela más reciente ha sabido construir una mirada inquietante sobre la herencia sin olvidarse de la luz de una forma deslumbrante. Sobre su encuentro con Marsé me cuenta:

«En "La oscura historia de la prima Montse" recuerdo sobre todo una obsesión por buscar en los lugares y situaciones del pasado familiar la causa o el origen de lo que nos sigue atormentando en el presente, aquello que nunca se ha resuelto y que pese a todo nos ha condicionado durante años. Antiguos visitantes que vuelven a un lugar determinado, recuerdos que resurgen a partir de fotos, cartas o conversaciones».

En su novela Haz memoria (Dos Bigotes) Gema Nieto nos presenta a una joven que inicia un viaje interior y exterior al pasado con el deseo de descubrir detalles de una herencia modificada por el discurso hegemónico. En un esfuerzo reivindicativo de sus miedos y deseos intentará recuperar las voces de las que fueron silenciadas para reescribir su propia herencia, un discurso propio desprendido del sistema. Nos muestra un recorrido íntimo pero también colectivo, porque se interna en una serie de preguntas que aluden tanto a las libertades individuales como a la violencia y la represión durante la guerra civil. Es verdaderamente una novela exquisita escrita con pulso firme y apasionada ternura. Y se me ocurre que quizá tenga mucho que ver su mirada con lo que dice que ha encontrado en Marsé.

«Hay siempre un intento de recuperar el tiempo perdido de la juventud o por lo menos de buscar en él la explicación a nuestras carencias».

Haz Memoria, de Gema Nieto (Dos Bigotes)

Orejudo: «Echo de menos esa fe ciega en la ficción»


Llegué a Marsé esperando encontrarme a un escritor representativo de su generación y me topé con una obra sorprendente, donde el juego está en la ficción, y el vínculo con el lector se encuentra destilado por esa cercanía de la que hablaba Soler. No veo en su narrativa un hilo conductor generacional; es más, encuentro más similitudes con autores y autoras posteriores, como los que hoy nos acompañan, que con voces de sus coetáneos. Eso que resulta sorprendente sería anecdótico si su gran piedra angular fuera otra. Aquello en lo que Marsé supo diferenciarse fue en la construcción de un estilo limpio, cercano y de un discurso que siempre parece escrito para nosotros. Y por eso su obra ha marcado un hito, abriendo nuevos caminos de ficción a futuras generaciones. Sobre eso se detiene Antonio Orejudo.

«En estos tiempos en los que el ensayo es más popular que la novela y en los que el narrador a menudo parece un ensayista, la lectura de las novelas de Marsé nos devuelve a un tiempo en el que la fabulación no había perdido fuerza ni prestigio ni necesitaba apoyarse en el pensamiento».


No me iba a dejar fuera al gran Antonio Orejudo, porque es uno de los autores contemporáneos que mejor ha sabido defender el arte de la fábula. Leer o escuchar a Antonio es zambullirse en una atmósfera insegura donde nunca sabes qué puede pasar. A través de su alta capacidad para manejar la tensión y el humor te convence de las más descabelladas tramas. Y tú lo aceptas con la normalidad de quien en el 2020 sale a la calle con su mascarilla, como si siempre hubiera sido así. En Grandes éxitos (Tusquets), construye un alegato a favor de la ficción y nos abre una ventana al detrás de escena del oficio de la escritura. Para mí es ésta su obra maestra, redonda y completa, y hay mucho en ella de esa pasión por la magia y la fábula. Antonio se aferra a la luz de Marsé como defensor de una literatura que va desapareciendo. Dice:

«Lo que más me gusta de sus novelas es que la voz que cuenta rara vez reflexiona o dirige al lector. Ojo: esto no es decimonónico; los narradores de Galdós intervienen en lo que cuentan a cada paso. Los de Marsé, en cambio, no. La conclusión, si hay alguna en sus novelas, nace de la acción, de los diálogos, de la relación entre los personajes y de estos con el ambiente en el que se desenvuelven. Echo de menos esa fe ciega en la ficción, que a mi juicio se resume en su mejor novela, El embrujo de Shangai, una destilación de toda su obra».


Grandes éxitos, de Antonio Orejudo (Tusquets)

Tena: «Marsé era un genio»


¿Y qué hay del vínculo entre personajes y lectores? Sobre eso también tenemos clases magistrales en la obra de Marsé. Los personajes son la voz de su narrativa y traspasan las hojas para plantarse frente a nosotros, sacudiéndonos y obligándonos a repensar las cosas. Pero lo dice mejor Pilar Tena:

«"Últimas tardes con Teresa" me fascinó. Siempre me ha interesado el tema de la transgresión, y en particular el de la transgresión social. Marsé consigue en esa novela extraordinaria no sólo agitarnos, sino también que nos parezca que conocemos a sus personajes, que lo que les sucede nos concierne profundamente».

Pilar Tena es otra escritora fabulosa que ha sabido reflexionar sobre la memoria histórica a través de la construcción de personajes memorables. En ella también la acción acompaña la identidad de los personajes y nos invita a mirarnos mejor a través de ellos. En su más reciente novela, Luciana (Tres Hermanas) nos presenta a una joven que trabaja de interna para una familia burguesa en la Irlanda de la segunda mitad del siglo XX. A través de ella vivimos esa época y somos capaces de entenderla por la fuerza que la autora ha grabado sobre el personaje; consigue así que nos metamos en su piel, como ella nos cuenta que le ha sucedido con la Teresa de Marsé.

«Es más: Teresa eres tú, entre la frivolidad progre y la jeunesse dorée de la alta burguesía catalana. Resulta, gracias a este magnífico escritor, que eres tú quien se enamora de ese hombre fuerte, inquietante y ajeno que te atrae mucho más que los que te rodean, pero a quien al final abandonarás sin inmutarte. Eres tú la que siente el verano en la piel y el deseo que encuentra su perfecto campo de cultivo en esas verbenas de los pueblos de la costa, tú quien desea que ese verano no termine nunca. "Pero la juventud muere cuando muere su voluntad de seducción"… Marsé era un genio, un escritor tocado de la mano de Dios, y su obra, clásica y eterna».



Losada Casanova: «Marsé era un narrador, presumía de ello»


El tratamiento que da Marsé a sus personajes también es lo que más le interesa a Eva Losada Casanova. La gran capacidad del novelista para plasmar el universo contradictorio en el que todos habitamos y conseguir que lo adoptemos como una realidad insoslayable es fascinante. Vamos a dejar que Eva nos lo explique, desde su experiencia, para entender la profunda influencia que ejerce Marsé sobre todos nosotros.

«Recuerdo "El amante bilingüe", sobre todo por el acordeonista, ese personaje desdoblado que se tropieza con la vida y no se reconoce. Un personaje imperfecto, lleno de contradicciones, y también porque describe una Barcelona que yo desconocía. Además, las historias de ficción pura, pero que tienen ventanas abiertas a una realidad palpable, borrosa, como sucede en esta novela, me inquietan».

Las obsesiones, de las que hablaba Nieto, también están presentes en las novelas de Eva. Y voy a recomendar particularmente En el Lado sombrío del jardín (Funambulista), porque aunque no es su obra más reciente me fascina especialmente. En ella Eva trabaja con atino la fuerza de las fijaciones y las muchas formas que hay de perderse cuando se intenta resolver las grietas del pasado. Esta búsqueda contradictoria se ve muy bien plasmada en la dislocación del personaje para indagar en la verdad escondida debajo de la herencia íntima y colectiva. Quizá las obsesiones de Juan Marsé hayan dejado algo en la vasta imaginación de esta maravillosa autora española.

«Marsé era obsesivo, no entiendo la escritura sin que sea regada con nuestras obsesiones. Y era un escritor humilde, algo que escasea, me gustan los escritores que escriben muy bien, aquellos que sobrevuelan sus historias en la alfombra del lenguaje. Era un narrador, presumía de ello. Y también era valiente, el día que se retiró del jurado del Premio Planeta, hace ya un montón de años, provocó en mí una absoluta fascinación. Por aquel entonces yo no entendía muy bien los entresijos de nuestro mapa editorial, hoy sí los entiendo, por eso mi fascinación ha ido en aumento. Lástima tener que hablar de Juan Marsé cuando ya no está, ¿no? Me hubiera gustado conocerlo en persona, le hubiera abrazado, como el que abraza a un viejo profesor».


En el jardín sombrío, de Eva Losada Casanova

Vico: «Marsé resulta simplemente ineludible»


¿Cómo visitar el costumbrismo sin echar raíces en él? Se me ocurre que éste fue uno de los grandes desafíos de Marsé. En sus descripciones geográficas siempre hay un filtro de fabulación. Lo que se describe tiene consistencia narrativa y no importa tanto si la ubicación en el mundo real es precisa, porque Barcelona siempre será esa descripción, anidada para siempre en nuestros sentidos. Marsé inoculó en nosotros la pasión por la ficción y nos mostró un lugar en la literatura. Lo dice Orejudo y también se aferra a esa idea Juan Vico, cuando quiere recordarlo.

«Para cualquier que escriba ficción en este país, Marsé es un narrador cuya obra conviene frecuentar; pero si uno, además, ha nacido o ha vivido la mayor parte de su vida en Barcelona, Marsé resulta simplemente ineludible, se escriba en la lengua en que se escriba».

He pensado en Juan Vico para este homenaje por dos razones: porque me parece un narrador inesperado —en sus novelas cabe mucho más de lo que a simple vista podemos intuir— y porque al igual que Marsé es hijo de Barcelona. Se me ocurre que puede ayudarnos a entender esa fascinación de Marsé por su ciudad natal, al punto de querer crear un mapa lírico de ella. También hay otro elemento que creo que comparten, el gusto por esa fantasía que rodea lo sobrenatural. Y elegí de Vico una novela que me parece deliciosa, Los bosques imantados (Seix Barral), porque en ella trabaja con la forma apilando en una compresión fabulosa el peso de la tradición de novela negra con un realismo social, pero de una forma peculiar. Lo que vemos no siempre parece creíble pero sí verdadero. Una forma exquisita de reivindicar la fuerza de la ficción por sobre el realismo. Al fin y al cabo, ¿qué es lo real? En esto también creo que se hermanan los juanes.


No he hablado hasta ahora de la relación de Marsé con el cine. Y no voy a hacerlo porque es un terreno del que sé muy poco. No obstante, me ha encantado esto que me cuenta Vico, que tiene mucho que ver con lo que veníamos hablando, porque nos permite retomar esa idea de fabulador nato de nuestro homenajeado. Personaje que, de alguna forma, nos deja una herencia que tiene mucho de mito.

«De sus libros mencionaré El embrujo de Shanghai: no sé si está entre los más influyentes, pero tiene un peso notable en mi memoria sentimental, quizás porque supuso mi toma de contacto con su literatura. Resume muy bien su relación con el cine, además, un tema que me interesa mucho. Es bien sabido que Marsé abominó de la mayoría de adaptaciones de sus textos a la gran pantalla. El embrujo de Shanghai cuenta con el mérito de haber dado lugar a un guion de Víctor Erice que nunca se filmaría, pero que el mismo autor llegó a considerar superior a su narración. Que la mejor versión cinematográfica de una obra de Marsé sea una película inexistente me parece algo tan triste como, al mismo tiempo, irresistible desde un punto de vista novelesco, y que casa muy bien, por si fuera poco, con el juego de realidad y ficción que vertebra ese libro».


En el jardín sombrío, de Eva Losada Casanova

Las novelas ineludibles de Juan Marsé

Vamos a pensar que lo que somos es aquello que hemos leído. A través de Marsé intento conocer a estos seis personajes que me acompañan y descubro en ellos y en sus obras más coincidencias de las que esperaba. No importa que sean de diferentes generaciones, incluso que cultiven estilos distintos, todos hablan de la forma en la que Marsé ha trabajado la ficción hasta conmoverlos. Todos se aferran a una mirada que rescata en él la pulsión literaria y la capacidad de hacer de la fábula un sitio para quedarse a vivir. Cuando les pregunto por la obra de Marsé que más les haya impactado aparecen varias coincidencias. Pienso que aquéllos que no le han leído podrían comenzar con cualquiera de éstas.




Juan Vico: El embrujo de Shanghai
Pilar Tena: Últimas tardes con Teresa
Gema Nieto: La oscura historia de la prima Montse
Eva Losada Casanova: El amante bilingüe
Antonio Orejudo: El embrujo de Shanghai
Antonio Soler: Últimas tardes con Teresa, Un día volveré, Ronda del Guinardó.


«El amor verdadero que puedas merecer no sera el que estás buscando sino el que no sabías». Cuando Juan Marsé escribió esa frase no sabía que también valía para su literatura. Descubrir su obra es toparte con un mundo que no sabías que te hacía falta, pero que te transforma para siempre. Quizá la verdad de Marsé, la magia de su literatura, resida en ese último consejo que Bruno recibe de su padre en «Noticias felices en aviones de papel». Vuelvo a pensar en mi historia con él, en las voces de sus novelas transformando para siempre mi noción de realidad y me dan ganas de salir a hablar de sus novelas con todo el mundo. También yo, como Eva, me he quedado con las ganas de darle un abrazo a Marsé, de conocerle y hacerle preguntas. Volver a sus libros será siempre una buena forma de hacer realidad ese encuentro.

Juan Marsé en la literatura española
Foto: RTVE
Antonio, Eva, Gema, Juan, Pilar y Antonio. ¡Muchas gracias por acoger esta idea con tanta paciencia y entusiasmo, y por mostrarme a un Juan Marsé inolvidable!

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